jueves, junio 04, 2015

Rajoy, Moncloa y el principio iniciador de lo corrupto

Que sí, que hilo muy fino, que a veces parece que busque tres pies al ciempiés, pero es que, lo siento enormemente, creo que nos va como nos va por pensar burdamente, grosso modo, por encima, en la política, sus modos y sus gestos.
Todo el mundo opina sobre si Mariano Rajoy, ese hombre al que nuestros sufragios pusieron en Moncloa y los sondeos amenazan con sacarle, hablará o no hablará con Pablo Iglesias, el líder de Podemos.
Unos dicen que se le acabo la excusa de que no tiene representación institucional porque la va a tener en prácticamente todos los parlamentos autonómicos y cientos de ayuntamientos; otros mantienen que no tiene sentido porque el Partido Popular no está dispuesto a pactar con Podemos en ningún sitio y sería una pérdida de tiempo.
Pero ami esa disquisición se me antoja absurda y baladí.
Don Mariano Rajoy, Presidente del Gobierno del reino de España, no tiene que reunirse con Pablo Iglesias. 
Y tampoco con Pedro Sánchez ni con Albert Rivera, que casi se me olvida.
Porque a Mariano Rajoy le pagamos para que gobierne -mal o bien- este país no para que gaste su tiempo y sus esfuerzos en intentar mantener a su partido en el poder en los gobiernos autonómicos o municipales
Porque al Señor Rajoy Bey le pusieron los votos de unos cuantos millones de españoles en La Moncloa para que desde allí dirigiera el país, recibiera a líderes extranjero o abordara en sus despachos y salones asuntos de política y gobierno nacional no para que utilizara la sede del Gobierno para sus pactos de partido y sus acuerdos post electorales, que nada tienen que ver con el Gobierno de España.
Porque a los españoles de cuyos impuestos se extraen su sueldo, sus dietas y sus gastos, no tiene porque parecernos prioritario ni un acto de gobierno evitar que su partido se hunda en el abismo, lograr que Cristina Cifuentes gobierne en la Comunidad de Madrid o evitar que Ada Colau ascienda a la alcaldía en Barcelona.
Así que ni con Iglesias, ni con Rivera, ni con Sánchez.
Si ahora le parece más importante ejercer de Presidente del Partido Popular que de Presidente del Gobierno, que pida una excedencia sin sueldo de Moncloa, se mantenga con los emolumentos que le facilita Génova, 13 y se dedique a ello a todo lo que da. Que cada cual tiene derecho a establecer cual es su prioridad en cada momento.
Porque si hace lo contrario, que es lo que está haciendo, para mí, que hilo fino, busco tres pies al gato y me la cojo con papel de fumar, está demostrando la esencia misma del origen de toda corrupción.
La corrupción no empieza con las metidas de mano en las cajas, los contratos nepotistas, la colocación a dedo de amigos y familia o las cuentas suizas. El comienzo de la corrupción es pensar que cuando soy gobernante mis intereses y prioridades anteceden a las del territorio y la ciudadanía a las que sirvo como gobernante.
Y dedicarle un solo segundo a salvar los muebles en la debacle electoral de su partido, o mantener su posición como candidato a las próximas elecciones generales mientras el país sigue yéndose al garete es una corrupción tan intolerable como si desviara todo el presupuesto de Defensa a una cuenta en las islas caimán.
Y mucho más si lo hace en Palacio de La Moncloa.
A ver si empezamos a ver y criticar la corrupción cuando empieza y no tan solo cuando está terminando.
Que sí, que sí, que hilo muy fino. 

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