martes, noviembre 11, 2014

Que la "madeja" corrupta nos lleve hasta nosotros

Ahora toca tirar de la "madeja".
En ese partido de tenis eterno que parecen jugar los jueces Ruz y Ayala y que nos tiene amenazadas las cervicales de tanto girarlas de Madrid a Andalucía ida y vuelta, ahora le toca el turno a Mercedes Ayala que se arranca hoy con una redada casi multitudinaria contra la corrupción municipal en Andalucía.
Y da igual que los detenidos e implicados al final sean del Partido Popular, del Partido Socialista Obrero Español, del Partido Andalucista o de la formación política del stablishment actual que sea.
El mensaje es el mismo. Siempre es el mismo.
La corrupción, el arte indecente de meter la caja en lo público, de gobernar en beneficio propio y no de todos, está tan implantado en nuestra política que resulta inherente a ella.
Cuando conozcamos los nombres de los nuevos virus que han devorado la política municipal andaluza cargaremos contra ellos, las redes se llenaran de tuits, actualizaciones de Facebook y post blogueros sobre ellos, sus actos y sus desmanes.
Pediremos sus cabezas y no nos las darán. Como siempre. Exigiremos que devuelvan lo robado y no lo harán. Demandaremos que se hagan leyes duras para evitar la corrupción, se prometerán y luego se aparcarán o se endulzarán.
Vamos, lo de siempre.
Pero a ver si esta vez, ya venga de Ayala o de Ruz, ya sea Gürtel o Madeja, comenzamos a pensar de una forma diferente, nos preguntamos algo diferente.
A ver si, en lugar de utilizar a Ayala para compensar la corrupción que Ruz saca a relucir en el Partido Popular, las gentes conservadoras de este país se hacen por fin la pregunta ¿por qué pensamos que son de los nuestros si no hacen nada por nosotros?, ¿por qué les defendemos y les votamos si solamente gobiernan para ellos y no para nosotros?, ¿nos compensa la patria, la bandera o el aborto de estos desmanes?
A ver si, en lugar de responder con Ruz a las imputaciones de Ayala a miembros del Partido Socialista o de UGT, los que se llaman progresistas de este país se hacen por fin la misma pregunta: ¿por qué les consideramos de los nuestros si nos fallan una y otra vez?, ¿por qué seguimos aferrados a su defensa si solamente se preocupan de ellos mismos y su "progreso"?, ¿nos compensa la ley de maltrato, el matrimonio gay o el aborto de todos sus desmanes?
Y a ver si esta vez por fin nos damos cuenta que toda esa corrupción es inevitable mientras mantengamos este sistema económico y mientras sigamos instalados en el sistema de pensamiento occidental atlántico que hace que antepongamos la supervivencia a la dignidad, que valoremos ante todo nuestro progreso económico individual por encima de la visión del beneficio global, que elevemos nuestro egoísmo a rango de derecho inalienable.
A ver si esta vez nos damos cuenta de que la corrupción es una consecuencia no una causa y que no podemos evitarla mientras no pensemos y vivamos de otra forma.
A ver si por fin aceptamos lo que tenemos que hacer para que la corrupción no viva impunemente instalada entre nosotros.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Excepcional artículo. A ver si por fin nos vamos dando cuenta...

Lo pensado y lo escrito

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