martes, agosto 13, 2013

Lasquetty y Echaniz: La nueva estrategia sanitaria del "divide, vence y que me quiten lo bailaó"

Toda acción tiene una estrategia. Ya sea meditada o subconsciente, ya sea racional o visceral, todo acto que se lleva a cabo está basado en una estrategia. Y la venta de la sanidad pública no podría ser una excepción a esa regla casi universal.
Agotada la estrategia de la criminalización de los que se oponen a ella, quemados los puentes de tremolar la bandera de la democracia contra la acracia y agotado el discurso del "mi gobierno o el caos" que el Partido Popular y sus huestes utilizaron de escudo y parapeto contra las sucesivas mareas que se oponían a sus esfuerzos privatizadores, llegan las nuevas estrategias, las nuevas formas de defender lo indefendible.
Y la primera de ellas viene de la mano, como no podía ser de otra forma, del paladín y caballero andante del recorte y la privatización sanitaria. Francisco Javier Fernández Lasquetty.
Ayer, como quien no quiere la cosa, el consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid, anunció que ya ha firmado la adjudicación definitiva de tres de los seis hospitales que quiere poner en manos de aquellos que ha elegido como árbitros económicos de nuestra salud.
Sin tener en cuenta los reparos judiciales que se han puesto a su privatización y que aún no han sido resueltos, sin tener en cuenta que incluso el mismo tribunal que consideró que el PSOE no estaba legitimado para presentar un recurso -curiosa decisión, por cierto- le advirtió que debía ser prudente y "no avanzar en sus planes privatizadores hasta que no haya pronunciamientos firmes”, él sigue adelante.
Lasquetty, inaugura la estrategia del "que me quiten lo bailaó".
Lo hace todo a la carrera, con la alevosía veraniega del mes de agosto, con la nocturnidad culpable y apresurada del que aprovecha la ausencia de los dueños para entrar en la casa y desvalijarla. Lo hace con la prisa del que espera que, una vez hechas las cosas sea mucho más difícil deshacerlas que haberlas dejado sin hacer.
Se arriesga a que, como ocurriera a su gobierno y a otros del Partido Popular con los ERES acelerados de Telemadrid, o con los cierres de las urgencias rurales en Castilla-La Mancha o con las jubilaciones forzosas de médicos y profesores, una decisión judicial le haga echarse atrás perdiendo mucho más dinero del que pretende hacernos creer que ahorra. No le importa jugar con la posibilidad de que su déficit se dispare al tener que contemplar las indemnizaciones que tendría que pagar a las empresas adjudicatarias si al final el proceso se anula -y las que, con toda seguridad, no renunciarán-.
Firma con sus demostradamente incompetentes amigos valencianos y con sus nuevos socios enterradores británicos los contratos y a otra cosa. Cuanto antes mejor y no lo hace con los puertorriqueños porque como "no opera en España" los trámites se alargan. A lo mejor es que el máximo irresponsable de HIMA no ha encontrado a un banco al que engañar para que le de un crédito para su aval como hiciera cuando se lanzo a su carrera en Estados Unidos.
Lo dicho, "que me quiten lo bailaó", "mañana, dios dirá". "Coge el dinero y corre".
Y la otra nueva estrategia de protección y parapeto a la hora de la privatización nos llega de los feudos de la Santa Patrona del Recorte, La Virgen de los Dolores de Cospedal. Los dolores nuestros, que no suyos.
La amantillada Cospedal nos echa a su consejero de Sanidad, José Ignacio Echaniz. Y como ha tenido que renunciar a la privatización de cuatro hospitales porque dárselos a la empresa del consorte presidencial sería demasiado obvio y evidente, tira por la tangente y recurre a un gran clásico: el "divide y vencerás" más antiguo del mundo.
En una entrevista que no tiene desperdicio, nos sacude con su nueva estrategia. No sin antes presentarnos un completo muestrario de las anteriores.
Para empezar recurre a las cortinas de humo. Con la inocente complicidad de la entrevistadora se dedica a hablar de reproducción asistida y del aborto. Como si esas prestaciones fueran el centro de las prioridades de la asistencia sanitaria en España. Nos arroja los problemas ideológicos secundarios para ocultar los prioritarios. 
Luego afirma que su modelo de sanidad privatizada ha sido "consensuado por todos los españoles desde hace más de 30 años: un modelo de gestión sanitaria financiado con fondos públicos, y gestionado instrumentalmente como a cada uno le parezca oportuno, en función de buscar la mayor eficacia y eficiencia"
Obvia que los profesionales, los pacientes y los ciudadanos de hoy, del año 2013, se han opuesto a ese modelo, amparándose en que hace 30 años, cuando nadie lo preguntó y ni lo tenía en mente, nadie se opuso explicitamente a esa posibilidad.
Es como decir que Estados Unidos tiene derecho a clonar y manipular genéticamente seres humanos con fines militares porque Benjamin Franklin y George Washington no dijeron nada en contra cuando elaboraron la Constitución Estadounidense ¿Captamos el ridículo?
Y, por supuesto tira de la criminalización de las mareas, de todos los que se oponen a sus medidas. 
"Mi sensación es que esas manifestaciones estaban más nutridas por personas habituales de sindicatos y colectivos que están todo el día en la calle, especialmente contra un gobierno del PP, que de sanitarios. Personas que por la mañana se ponen la camiseta verde de la Educación, a medio día la naranja por la ley de Dependencia y por la tarde la blanca, por la sanidad". 
No puede ser porque la facultativa que es profesional sanitaria, también forma parte de la comunidad educativa como madre; no puede ser porque aquel que es atacado como paciente también lo es con los recortes en la dependencia. No puede ser porque el gobierno madrileño, castellano-manchego y del Partido Popular en general, nos ataca desde tantos frentes que tenemos que llevar cuatro camisetas puestas y tres en el bolsillo, aún en los días más calurosos del estío. No puede ser porque los sindicatos están para defender los derechos de todos y por eso están presentes en apoyo de todas las mareas.
 Y aquí es donde empieza el nuevo ataque, la nueva estrategia del "divide y vencerás".
Según Echaniz, la única legitimidad es la de luchar por una sola cosa. Los profesionales de la sanidad tienen que palear exclusivamente por la sanidad, los de la educación exclusivamente por la educación, las feministas solamente por el aborto y la reproducción asistida a las lesbianas, los dependientes por la dependencia, los laicistas contra la religión en los colegios e institutos, los alumnos universitarios por las becas y las AMPAS de colegios e institutos por las becas de comedor.
Este médico que parece haber dejado en suspenso su juramento hipocrático en aras de mejorar su posición política y su cartera, pretende que todo aquel que defienda los intereses de otros es un agitador profesional, que todo aquel que apoye y luche por el bien de todos es solamente un izquierdista que quiere montar bronca con espurios fines antidemocráticos.



Y así, si cada uno va a su bola, si cada uno defiende exclusivamente lo suyo y eso es lo que le otorga legitimidad, los sindicatos no la tienen porque defienden lo de todos, los partidos políticos tampoco porque también defienden lo de todos -los que lo hacen, claro está-. Ningún movimiento social que aglutine a los ciudadanos es legítimo porque cada uno tiene que ir a lo suyo sin preocuparse por lo de los demás.
Tan sencillo como el individualismo, tan miserable como el egoísmo. Tan antiguo como nuestra civilización occidental atlántica.
Y para darnos un motivo, Echaniz deja caer otra piedra en busca de la división "aquí había médicos que ganaban 300.000 euros al año".
¿Nos acordamos de lo que pasó con los controladores cuando eran perversos por sus salarios y no por secuestrar aviones en vuelo en su huelga soterrada?, ¿nos acordamos como salieron a colación los sueldos de los pilotos aéreos, de los maquinistas de tren, de los bomberos o de los inspectores de Hacienda cuando se opusieron a las propuestas y medidas del gobierno?.
Ahora tiene que ser un problema para nosotros que un cirujano gane 300.000 euros al año y tenemos que darle las gracias a Echaniz y su Santa Cospedal por impedirlo, por acabar con esa injusticia.
Tenemos que darle las gracias porque con su sistema eso no pasará. Los directores de hospitales colocados por el PP ordenarán a equipos enteros trasladarse de hospital a cargo de fondos públicos para operar a sus familiares, pero los algunos cirujanos no ganarán 300.000 euros anuales. Las empresas concesionarias del transporte en ambulancia ganarán seis veces más con el cierre de los centros rurales de urgencias, pero nada de 300.000 euros de nómina para un cirujano.
Puede que haya que ahorrarse esos ingresos extraordinarios de algunos cirujanos pero ese objetivo no puede ocultar el hecho de que todo lo que se ahorra no irá destinado a pagar más facultativos, más turnos ordinarios, ira a los bolsillos de las empresas que gestionarán privadamente los hospitales y los centros de salud solamente con criterios económicos.
"Ningún paciente en mis 30 años de trabajo en el sistema de salud me ha preguntado cómo se gestiona un hospital o quien lo opera. Lo que me han dicho es si les habían tratado bien el médico, si la enfermera había sido cariñosa, si les habían hecho esperar", dice el consejero castellano-manchego que, por cierto, parece creer que la única muestra de profesionalidad que puede dar una enfermera es ser cariñosa -no sé si catalogarlo como fantasía sexual frustrada o como arquetipo sexista, que doctoras y enfermeras elijan lo que prefieran-. 
Pero la verdad es que no lo hemos preguntado porque sabíamos que lo gestionaba el Estado y estábamos de acuerdo con ello, no porque no nos importara.
Al fin y a la postre no sorprende que las estrategias de Lasquetty y Echaniz son complementarias.  El uno intenta separarnos y enfrentarnos para que nos miremos los unos a los otros con recelo y eso nos impida ver por el rabillo del ojo como el otro coge el dinero y sale corriendo.
Tan viejo como un robo de guante blanco.

No hay comentarios:

Lo pensado y lo escrito

Real Time Analytics