sábado, agosto 10, 2013

El cuento de Rosell y la CEOE: Aladino (2)

Lo prometido es deuda -salvo si eres Díaz Ferrán, claro está-. Así que sigamos con el segundo relato fantástico que Juan Rosell se ha sacado de la manga para ilustrarnos sobre la necesidad de que sean los trabajadores los que asuman la siguiente vuelta de tuerca que quiere dar a nuestro yacente sistema económico para intentar en vano resucitarlo.
Vamos con el Aladino y el Genio de la Lampara. Para empezar, un mapa. Toda búsqueda del tesoro necesita un buen mapa


El cuento de Rosell pide al genio de la lámpara su primer milagro: su primer deseo. Déficit cero sin aumento recaudatorio, sin que los empresarios asuman o tengan que asumir un descenso de sus márgenes de beneficio por mor de la actividad recaudatoria.
Porque todos sabemos que el descenso en la recaudación es solamente por el descenso de la actividad económica. Nada tiene que ver el fraude fiscal empresarial que se cifra en 80.000 millones cuando hace dos años se fijaba en aproximadamente la mitad.
La subida de impuestos -que por cierto ha repercutido mucho más sobre el IRPF y los rendimientos del trabajo que sobre el Impuesto de Sociedades y loas rentas del capital- ha llegado a su límite de eficacia porque los que pagan no pueden compensar las inmensas cantidades que no aportan los que no pagan.
Y, le guste o no al cuentacuentos empresarial, los que no pagan son fundamentalmente sus representados, los empresarios y las corporaciones que o eluden con lagunas legales sus responsabilidades tributarias o directamente defraudan y se llevan el dinero a la Confederación Helvética.
Y, por supuesto, una amnistía fiscal que ha renunciado al 90% de todos esos capitales para que los ladrones se rediman.
Y por si el primer milagro solicitado al genio de la lampara no pudiera cumplirse, el presidente de unos empresarios que no aceptan ni la responsabilidad en el fiasco ni el sacrificio para salir de sigue pidiendo deseos, sigue creyendo que con acariciar la lampara se le dará todo aquello que exige.



Primer deseo:
Se eliminará el distinto tratamiento fiscal, igualando el tratamiento de las empresas y sus beneficios al de las personas físicas y sus rendimientos del trabajo. De manera que los beneficios empresariales no tributen en menor medida. Así todo español pagará a Hacienda en función de sus ingresos, independientemente de como los obtenga. Todos salvo aquellos que solamente muevan capitales de un lugar a otro en fondos de inversión. Esos tributarán más ¿por que? Porque como no aportan ni producto, ni innovación ni empleo tienen que compensarlo con lo único que tienen: dinero. Deseo Concedido.
Segundo deseo:
Se penalizará fiscalmente a todo aquel empresario que no reinvierta un tercio de sus beneficios netos en I+D o reinversión productiva. Se dejará de considerar las "inversiones" no justificadas o no destinadas a la actividad empresarial como tales y la empresa tributará por ellas como bienes de lujo. Los empresarios que inicien con sus beneficios nuevas actividades empresariales recibirán una rebaja fiscal en función de los nuevos empleos que creen, sin incluirse los empleos que trasladen de una empresa a otra. No se considerará inicio de nueva actividad empresarial la división en diferentes empresas de una sola. Deseo concedido.
Tercer Deseo:
¿De verdad está frotando la lampara para pedir que sus deudas no sean efectivas?. Parece difícil. Pero vamos a ello.
Las deudas en cotizaciones a la Seguridad Social serán detraídas directamente de la parte de los beneficios netos que no sean reinvertidos o distribuidos entre los trabajadores -ya sea en beneficios o en dinero-, así desaparecerán. Las deudas tributarias podrán ser diferidas o demoradas siempre y cuando se presente la documentación necesaria que justifique que su importe ha sido destinado al pago de proveedores o de deudas con los trabajadores. Se imposibilitará el reparto de dividendos entre los accionistas mientras cualquiera de estas deudas esté vigente, haciendo con ello que también los socios financieros contribuyan al pago de esas deudas. Deseo concedido.
Cuarto Deseo:
Deseo Concedido, sin más. Por una vez y sin que sirva de precedente, el genio de la lampara empresarial piensa con el cerebro y no con su patológica avaricia.
Quinto deseo:
Aunque es algo redundante con el segundo. Se obligará a destinar el mencionado porcentaje de los beneficios a I+D e innovación y solamente se desgravará por él cuando la innovación esté realmente implementada. Deberá presentarse una memoria de cada proyecto de I+D o de innovación que tendrán que ser aprobados como tales por un organismo independiente. Quedan excluidas de esta consideración de I+D la redacción, copia o plagio de informes de mercado, expansión o cualquier otro tipo, la reforma de sedes o de redes informáticas que solamente supongan un cambio de hardware y software básico, la elaboración de páginas wed, redes sociales o espacios virtuales, etc. Es decir, lo que los empresarios españoles vienen presentando como I+D cuando en realidad es solamente salir del pleistoceno. Todas esas actividades se considerarán inversión productiva, pero no I+D ni innovación. Deseo concedido.
Sexto deseo:
Este mola. El Estado aplicará desgravaciones a los procesos de internacionalización cuando estos estén en marcha. No se consideraran como tales viajes de "chupipandi" empresarial a China, Las Barbados o Japón, los fines de semana con acompañante en Nueva York en un seminario en el que los conferenciantes hablan en inglés mientras el empresario participante solamente sabe decir sí en esa lengua, las cenas y comidas con empresarios extranjeros en Marbella, Ibiza o La Toja -¿alguien hace todavía negocios en la Toja?. Solamente se desgravarán los gastos de implantación de la internacionalización y las inversiones reales para ella. Siempre y cuando, eso sí, no supongan una destrucción del tejido productivo y empresarial en España, ni la deslocalización en terceros países de centros de producción.
En caso de que esto se produzca no solamente no se desgravarán los gastos de la empresa sino que se consideraran productos extranjeros, sujetos a gravámenes, todo lo producido en esos centros internacionales. Si son en países de la UE se calculará la diferencia entre el rango laboral e impositivo de ese país con España para fijar el gravamen. Deseo Concedido.
Quizás Juan Rosell no sabe que los deseos de la lampara siempre suelen tener trampa, quizás aún no ha descubierto que Aladino quedó mucho peor después de solicitar sus deseos al genio que antes de pedirlos. Quizás se de cuenta de que no puede exigir a un gobierno que se imponga e imponga a otros sacrificios solamente para que el y sus colegas puedan vivir mejor cuando no han hecho absolutamente nada por salir de esta crisis mortal del sistema económico. Quizás deje de creer en los cuentos de Las Mil y una Noche.
Pero me temo que no...

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