sábado, julio 20, 2013

La militancia en el PP y el sueño del viejo Joseph

- Buenos días
- Buenos días señor, ¿qué se le ofrece?
- Pues verá yo venía porque creo que mis derechos como ciudadano se han visto limitados, por no decir pisoteados, y quería hacer algo al respecto.
- ¡Perfecto! Ha venido usted al lugar adecuado ¿para qué otra cosa sirve sino esta noble Institución?, ¿por qué cree que se llama el Defensor del Pueblo?
- Pues verá es que creo que el Gobierno se ha extralimitado...
- Se refiere usted al Gobierno del pérfido socialismo zapaterista previo a noviembre de 2011, sin duda
- Pues no, es algo más reciente es que este gobierno...
- Entonces me temo que no puedo ayudarle.
- ¡Pero si aún no le he dicho de qué se trata!
- Da igual, no puedo ayudarle en nada. Verá, es que la ley me lo prohíbe
- ¿Que la ley prohíbe a la Defensora del Pueblo defender a los ciudadanos?
- Si es que soy militante del Partido Popular, ¿sabe? y las leyes internas de mi partido dejan claro que es mi deber: "Respetar pública y privadamente el honor y la imagen del Partido, de sus Órganos y de todos sus afiliados”
¿Qué clase de militante sería si pusiera en peligro la imagen del partido afirmando que los miembros del gobierno del PP no han hecho lo correcto?, Usted comprenderá...
- Pero si el Estatuto del Defensor del Pueblo dice claramente que "la condición de Defensor del Pueblo es incompatible con todo mandato representativo; con todo cargo político o actividad de propaganda política; con la permanencia en el servicio activo de cualquier Administración pública; con la afiliación a un partido político".
- Bah, menudencias, menudencias. Todo el mundo sabe que en cualquier ordenamiento jurídico el reglamento de régimen interno de un partido prevalece sobre una ley de carácter general que regula una institución en defensa del ciudadano, ¡hasta ahí podíamos llegar!
- Entonces, no puedo defender mis inversiones....
- ¿Inversiones? ¡Haber empezado por ahí, alma de cántaro!. Si es para inversiones lo mejor que puede hacer es acudir a la Comisión Nacional del Mercado de Valores. Está usted de suerte. Con esto de los recortes -¡uy perdón, quise decir racionalización de la Administración!- ahora estamos todos juntos. Vaya a esa ventanilla.

- Buenos días
- Nos de Dios, buen hombre, nos de Dios, ¿qué se le ofrece?
- Pues verá yo creo que hay una normativa sobre las inversiones en bolsa que me perjudica...
- Pues para eso estamos, para velar por la transparencia del mercado de valores. Se refiere sin duda a una normativa anterior a 2011.
- No. Verá, es de ahora...
- Entonces seguramente será una actuación de la Junta de Andalucía o de la la Generalitat catalana soberanista y anticonstitucional o incluso de la perversa Lehendakahitza nacionalista vasca.
- Pues a decir verdad no. Es del Gobierno Central...
- ¿Se reflejaba esa actuación en su programa electoral?
- Si y ya entonces avise de que mis derechos como ciudadano...
-Pues entonces lamento comunicarle que me resulta imposible ayudarle.
- Pero...
- ¡No hay peros que valgan!, ¿es que no sabe cómo funciona el sistema? De todos es sabido que, como militante del Partido Popular que soy estoy obligado a "cumplir los Estatutos, Reglamentos y demás normas que constituyen el ordenamiento interno del Partido, las instrucciones y directrices emanadas de sus Órganos de Gobierno y Grupos Institucionales, y ajustar su actividad política a los principios, fines y programas del Partido Popular”. Si estaba en el programa no puedo hacer nada por usted y tengo que defender esa actuación, ¡que la militancia es la militancia!, usted comprenderá.
- Entonces no puedo hacer para evitar que esa ley... ¿pruebo en el Consejo de Estado, a lo mejor un dictamen desfavorable...?
- Es que el presidente también es militante del PP
- ¿El Tribunal Constitucional?
- Es que no lee la presa, buen cateto. El Honorable Francisco Pérez de los Cobos también es de los nuestros.
- ¿Entonces, qué hago?
- Pues hágase del partido hombre, hágase militante. Así, en un par de años si se le da bien podrá ocupar un cargo y anteponer los intereses del partido a los de la ciudadanía y su mandato representativo. Si juega bien sus cartas para la próxima legislatura esto será un mal sueño. Nosotros le protegeremos a usted y a sus intereses si usted es un buen militante y siempre nos protege a nosotros, claro está.
- ¿Pero eso no es ilegal?
- Técnicamente... pero con renunciar un día antes a la militancia. Asunto zanjado. Quien hizo la ley...
- ¡Eso no puede hacerse en una democracia!
- ¿Como que no? ¿nosotros lo hacemos y somos demócratas? Además todo el mundo lo hace
- Me parece que no. Ninguno de los anteriores gobiernos había copado todos los cargos de control del Ejecutivo y de protección de los derechos del ciudadano con militantes de su partido. Creo que hasta Aznar nombró como Defensor del Pueblo a Enrique Múgica, que había sido del Partido Socialista y...
- ¡A mi no me replique! ¡Ni se le ocurra mentar el nombre de José María Aznar en vano! pero ¿qué es usted? ¿un pijo ácrata?, ¿un terrorista antisistema? A ver si le voy a coger y le voy a mandar de patitas a un gulag para que...

Ringggg, ringgggggg, ringggggggggggggg

- ¡Vaya hombre! estaba teniendo un sueño maravilloso
- ¿Sí, querido?.
- Estaba en un país en el que en un futuro todo estaba dominado por el partido, todos los cargos públicos eran militantes del partido y la voluntad del partido era ley porque nadie tenía un resquicio para oponerse a ella.
- ¡Que maravilla!
- Lo único raro era el país
- ¿Era Cuba?, ¿Irán quizás?, ¿Corea, Vietnam..., China tal vez?
- No, era España y los del partido decían que eran demócratas o algo así. Pero también eran Populares, o sea, del pueblo.
- No te preocupes, cariño, ya sabes que los sueños tienen cosas raras. Ahora levántate, dúchate y ponte guapo, querido Joseph, que hoy es tu gran día. 
Que todo el gran pueblo soviético celebrara contigo la victoria del gran padre Stalin y el Partido Comunista de La Unión Soviética. Ya verás como al final todo es como en tu sueño. Al menos en España ya lo es.


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