domingo, junio 23, 2013

Si fuera católico romano y tuviera que poner una X (para elegir la asignatura de religión, se entiende)

Si yo fuera cristiano católico romano estaría profundamente disgustado.
Si yo fuera católico romano me indignaría que el máximo jerarca de mi credo en España me considerara tan indolente o estúpido como para creer que tener que marcar una casilla en un formulario de matrícula escolar haría temblar mis convicciones.
Si yo fuera católico romano estaría muy preocupado por el hecho de que Rouco Varela afirme que tener que marcar cada año mi deseo de que que mis hijos reciban clase de religión -del mismo modo que tengo que repetir por triplicado su nombre o mi número de mi DNI- "dificulta" el ejercicio de mi libertad religiosa, como si se me pudiera olvidar de un año para otro que soy cristiano católico romano.
Si yo fuera católico romano estaría seriamente contrariado porque el máximo prelado español considere que una vez que has elegido a principio de ciclo que tus hijos estudien religión tienes que hacer un esfuerzo mayor para cambiar de opinión que el que has hecho para tomar la decisión original.
Si yo fuera católico romano me molestaría profundamente que Rouco Varela pretenda fijar las cifras de católicos y busque una forma de mantenerlas estables, saltándose el artículo 16.2 de la Constitución con la excusa de evitarme un paseo hasta la secretaría del centro para afirmar, sin que nadie me lo pida de antemano, como exige la Constitución, que soy católico romano y quiero que mis hijos estudien religión católica romana.
Si yo fuera católico romano tendría la mosca tras la oreja al descubrir que Rouco Varela está más pendiente de aumentar las cifras de estudiantes de religión a cualquier precio para justificar su relevancia social antes que de exigir a los miembros de mi iglesia un mínimo esfuerzo como ese para demostrar su compromiso con sus creencias, como tienen que hacer  y hacen los padres de otras confesiones.
Claro que si yo fuera católico romano estaría disgustado por otras muchas cosas.
Estaría seriamente contrariado porque mi máximo jerarca esté a favor de que la enseñanza pública destine recursos al pago de los profesores de religión en lugar de destinarlos a mis hijos que necesitan apoyo, desdobles o psicólogos educativos mientras en nuestros templos hay centenares de sacerdotes ociosos durante días y horas que pueden dar catequesis para aportar esas enseñanzas que quiero para mis hijos.
Me enfadaría mucho al enterarme de que el máximo responsable jerárquico de la iglesia romana en España permite al Arzobispo de Sevilla que expulse del templo a monitores de Pastoral Juvenil que pretenden enseñar a los niños que el cristianismo se basa en el respeto de los derechos humanos y que utilizan a Monseñor Romero como ejemplo a seguir.
Me molestaría tremendamente que ordene que se pongan todo tipo de trabas para la apostasía de aquellos que ya no quieren ser miembros de mi iglesia solamente para poder presentar una cifra de fieles y practicantes que no se corresponde con la realidad.
Pondría el grito en el cielo porque lleve años intentando que la casilla de "intereses sociales" de la Declaración de La Renta sea asignada por defecto a nuestra iglesia si se deja en blanco, preocupándose más por la recaudación que por el verdadero compromiso de los que estamos en la iglesia romana.
Me ofendería en grado sumo que la Conferencia Episcopal que dirige dedique más dinero a las visitas pontificias, a las reuniones de la curia y a los sueldos de los prelados que a sus aportaciones a Cáritas Diocesana que se dedica realmente a los que lo necesitan.
Me indignaría que amenacen con cerrar las instituciones sociales si se les recortan las asignaciones antes de pensar en cerrar sus sedes administrativas, en ahorrar unificando diócesis o en aprovechar al máximo parroquias y templos para otros fines que no sean el mero culto.
Así que, si yo fuera católico romano y Rouco Varela protestara porque tenga que poner cada año una cruz en una casilla de una matricula escolar en lugar de hacer bien todo lo demás estaría fuertemente contrariado.
Por fortuna para Rouco Varela, yo no soy católico romano, ni siquiera cristiano. Por desgracia para los cristianos católicos romanos, Rouco Varela cada vez parece serlo menos.

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