miércoles, marzo 27, 2013

Reflexión hipotecaria de un supuesto filoetarra

Hay cosas que por más que se pidan, por más que se exijan, por más que la lógica formal y material las presenten como la solución justa y equilibrada, sabemos que no van a ser concedida, sabemos que no van a entrar en los planes de aquellos que han decidido que tienen que legislar de espaldas a la calle, vueltos exclusivamente hacia las opacas entradas de las cámaras acorazadas de los bancos.
Y la dación en pago es una de esas cosas.
Nadie esperaba que el Partido Popular, preocupado por que los bancos den créditos que ya no dan y con cubrir el tremendo agujero financiero que esas entidades han generado, aceptara la dación en pago, la entrega de la vivienda para cubrir una deuda hipotecaria.
Su respuesta a la iniciativa legislativa popular que la pedía, que la exigía, es una serie de paños calientes que aunque pueden atajar parcialmente el problema, aunque pueden demorar el momento aciago del desahucio, no entran en la raíz del problema, no se acercan ni de lejos.
Debe ser que, muy preocupados por los escarches, muy preocupados porque los filoetarras, los nuevos nazis y los no se sabe cuantas cosas más, les sigamos la pista para recordarles de qué lado se han puesto -del de los bancos- no han tenido tiempo para analizar la situación, no han tenido ocasión de pensar.
La Ley Hipotecaria no cambia en esencia, los paños calientes no se aplican de forma retroactiva, sus enmiendas son un cúmulo de condicionales y porcentajes de pago que no varían nada. Simplemente convierten el asesinato inmediato por desahucio en homicidio demorado por desesperación con atenuantes.
No escuchan, no quieren y no pueden escuchar porque los que susurran al oído no quieren que escuchen.
Aceptan el desahucio y la subasta de la casa pero no imponen la condición de que esa subasta -o venta directa- tenga que hacerse al precio de mercado no por el montante de lo adeudado.
Los subasteros perderían su negocio, las entidades  financieras tendrían que tomarse en serio la venta o subasta de sus inmuebles embargados, pero todos sabemos que cuando una propiedad inmobiliaria es embargada suele costar muchas veces el precio que se pagó por ella hace una década.
Es lo justo, es lo democrático, es lo equilibrado, pero no se hace.
Mantienen los pagos posteriores a la pérdida de la vivienda y los demoran en el tiempo hasta diez años con los intereses incluidos, eso sí. Pero se niegan a contemplar la obligatoriedad para las entidades financieras -lo sé, lo sé, obligación y entidad financiera no pueden figurar en el mismo sintagma en una frase compuesta por un político del Partido Popular- a cobrar tanto porcentaje de intereses como de de capital, o incluso más de capital que de intereses, desde el primer recibo de la hipoteca en lugar de tener a los hipotecados las primeras tres cuartas partes del periodo de amortización del crédito pagando los intereses por anticipado.
Las entidades financieras verían reducirse sus beneficios en intereses, pero todos sabemos que si fuera así, cuando se llega al trance de no poder pagar la hipoteca, la deuda sería mucho menor y se cubriría con una facilidad pasmosa con la subasta de la vivienda -incluso haciéndola en las condiciones actuales-.
Es lo justo, es lo democrático, es lo equilibrado, pero no se hace.
Aceptan la paralización de los desahucios por la aplicación de clausulas abusivas -no les queda otra si no quieren que el Tribunal Europeo de Justicia se desplace en masa a La Moncloa y les de una colleja en el cogote- pero se niegan a modificar la legislación y castigar penalmente esas prácticas considerándolas usura.
Los usureros acabarían en la cárcel, las entidades financieras perderían su absoluta impunidad pero todos sabemos que cuando estás amenazado con pasar una temporada a la sombra tiendes a tener mucho más presente lo que te permite y no te permite hacer la ley.
Es lo justo, es lo democrático, es lo equilibrado, pero no se hace.
Y esta es la única respuesta que se puede y se debe dar a los que quieren arrimar el trágico drama de los desahucios y las hipotecas abusivas a la sardina de los escarches para hacer defenderse a la PAH y a todos los que luchamos contra esa injusticia acusándonos de filoterroristas, nazis y antidemócratas. Es el único argumento que hay que dar a los que pretenden que nos enfanguemos en esa discusión para lograr que dejemos de impedir día tras día que ellos jueguen con el futuro de todos en beneficio de sus amigos banqueros -que ni siquiera son todos los banqueros, por cierto-.
Hacer y mantener una política que mantiene a las familias y a los ciudadanos en el constante terror de que el cambio de circunstancias vitales les aboque a la miseria y la desesperación es la definición misma del terrorismo - Terrorismo: 1. m. Dominación por el terror.-; tomar decisiones de gobierno en favor de un único colectivo casi invisible, anteponiendo sus intereses y sus deseos al bien común y a las necesidades colectivas es el epítome mismo de la forma de gobierno nazi -de igual que sean los financieros amigos o la raza aria- y legislar de espaldas a lo que dictamina como justo y legal el poder judicial y en contra de la voluntad del pueblo en el que reside la soberanía del Estado es profundamente antidemocrático. -Democracia: 2. f. Predominio del pueblo en el gobierno político de un Estado-.
Puede que nuestros escarches bordeen el límite de lo legal pero su ley y su forma de gestionar la Ley Hipotecaria ya ha caído de lleno en el terrorismo, la antidemocracia y el fascismo.
Y es todo lo que hay que decir al respecto.

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