miércoles, febrero 06, 2013

La huelga contra Wert nos hace a todos "Ninis"

Hay momentos, hay situaciones, hay personajes, que se ganan un sitio en la historia por la vía negativa. Seres y estares que, con el transcurso de los años decorarán los libros de historia en una sola línea en un solo recuadro colorido de una pequeña fotografía, recordados sucintamente como catalizadores con su error de las reacciones que cambiaron su tiempo.
Y hoy, justo en la mitad del último capítulo de la única huelga continuada y completa que se recuerda en la historia de la Educación Pública española, no cabe duda de que José Ignacio Wert, sus recortes y su LOCME  se han ganado a pulso el ínfimo papel que la historia les asignara la historia como catalizadores negativos de lo mejor que ha dado esta generación en lo que va de siglo.
Así que, levantémonos y demos las gracias a este ministro pequeño que abre mucho la boca para fingir que es grande, a esta ley que hable  e inventa derechos educativos para ocultar que tan solo destruye aquellos que ya existen.
Habrá que dar las gracias porque a alumnos entregados por edad a los gozos y las sombras de su adolescencia, al dejarse llevar a las aulas, se les ha recordado que son, que pueden ser y que no están dispuestos a dejar de ser solamente porque un individuo y una ideología prefieran que lo sean
Habrá que agradecer que a profesores, hastiados y quemados por años de ejercicio, se les haya recordado cuál es su vocación, que quieren ejercerla y que no están dispuestas a dejar de ser herramientas de saber y de crecimiento  para convertirse en meros entrenadores de operarios semianalfabetos que engrosen las filas de los que dan con su esfuerzo y su miseria riqueza a los que no la comparten.
Habrá que dar las gracias porque padres, acomodados en algo que nuestros hijos tenían y exigentes con algo que dábamos por sentado, hayamos abandonado las quejas por los profes, las letanías de la letra y la sangre y de los tiempos pasados y hayamos cogido a nuestros hijos de la mano para luchar con ellos, defender con ellos un futuro que ya no es nuestro pero que siempre será suyo.
Habrá que aplaudir a José Ignacio Wert y reservarle un pequeño lugar en los libros de historia, tan pequeño como lo es su visión de la sociedad, tan pequeño como lo es su mezquino sentido de la necesidad de aquellos que rigen sus designios por servirnos para recordarnos lo que somos, lo que habíamos olvidado que éramos y lo que no estamos dispuestos a dejar de ser.
Por recordarnos que somos padres, alumnos y profesores, la triple expresión de algo que precisa la historia para llegar al futuro. Que somos una comunidad y no tres bandos.
Por facilitar a los catedráticos de historia las lecciones apenas comprensibles por nuestra juventud actual sobre gentes alzadas en defensa de cosas que hoy damos por sentadas en la Revolución Francesa o el mayo de Paría, sacándolas a la calle para enfrentarse a aquel que pretende convertir la Enseñanza Pública en la puerta de entrada de un servidumbre abolida por todos desde entonces.
Por recordar al estudiante que le gusta estudiar, preparar su futuro y acumular saber.
Por recordar al padre y a la madre que le gusta que su hijo estudie, prepare su futuro y acumule saber.
Por recordar al maestro, el profesor, al jefe de estudios y al director del centro, que le gusta ayudar a levantar esos futuros y distribuir esos saberes.
Habrá que dar las gracias a Wert y a su aciaga LOCME. O quizás se mejor esperar a que la historia se lo agradezca. Porque nosotros no.
Nosotros saldremos a la calle siendo padres para defender el derecho de los profesores que dan su esfuerzo, su tiempo y su ganado cielo de aguantar a un puñado de adolescentes reunidos cuando nosotros somos incapaces de lidiar con un par de ellos que son de nuestra sangre para educarles y ayudarles a que aprendan a abrir las puertas de su mente y su futuro.
Nosotros saldremos a la calles, siendo alumnos, para defender el derecho de aquellos que nos trajeron al mundo a no cargar por siempre con nuestro mantenimiento ni con los costes adicionales que Wert quiere que les acarree nuestra preparación para que las cuentas de sus jefes -los de Moncloa y los otros- cuadren en sus balances.
Nosotros saldremos a la calle, siendo profesores, para defender el derecho de que nuestros alumnos nos escuchen en las mejores condiciones, se preparen sin tener que preocuparse del coste económico de ello y aprendan lo necesario para pensar y poder, si así lo quieren, saber las cosas, no solamente conformarse con ellas.
Nosotros saldremos a la calle porque la impúdica arrogancia de alguien que habla de cultura sin entender ni de lejos el concepto, que habla y legisla sobre educación sin valorar para nada lo que esa palabra significa, el derecho que esconde y la obligación pública que significa nos ha recordado y nos ha cambiado muchas cosas.
Nos ha recordado que somos uno y que como uno tenemos que luchar por los derechos de todos.
Y nos ha cambiado los conceptos por hoy todos, padres, profesores y alumnos somos ninis. Pero no eses ninis que el ministro desprecia mientras engrandece con el paro y el destrozo del sistema educativo público sus números y cifras. Hasta eso han conseguido Wert y su LOCME, nos han cambiado a todos el concepto de Nini.
Los maestros son ninis porque ni se conforman ni se callan por un sueldo seguro
Los padres son ninis porque ni se aguantan ni se resignan a endeudarse hasta las cejas o mandar a sus hijos a trabajar sin preparación ni bagaje intelectual por falta de dinero
Los estudiantes son ninis porque ni están dispuestos a dejar de estudiar ni van a aceptar negarse su futuro para que a Wert le cuadre su soberbia y le salgan sus cuentas.
Y la LOCME, y Wert también son ninis en esta historia que es y será una pequeña parte de la historia. Son ninis porque no forman ni queremos que formen parte del futuro educativo de la enseñanza pública en particular ni del país y su sociedad en general.
Son ninis, porque ni están, ni se les espera.
Así que la foto orgullosa y desafiante de Wert decorará una lección de historia en la que hoy, como otros tantos días antes y otras tantas jornadas que nos quedan, forzaremos un pie de foto que defina lo que somos y lo que hemos por fin decidido hacer, presionados y atacados por la ley de un ministro que no sabe serlo porque no sabe dialogar, no saber escuchar y por tanto no tiene ni idea de lo que es educar.
Un pie de foto que se escribirá con el pre estribillo que para otra guerra compuso una cantante, bella en su ingenuidad y admirable en su combatividad. Porque, como cantaría la vaporosa Luengo, “Mi generación -ni la olvidada de los padres, ni la quemada de los profesores, ni la desperdiciada de los alumnos-, no va decir que sí cuando es que no”.
Lo sentimos señor Wert, estaremos con usted en los libros de historia pero estaremos porque habremos hecho la historia en contra suya. Nuestro futuro le da las gracias por sus catalizadores negativos, sus desplantes, sus totalitarismos y sus ignorancias. 
Muchas Gracias, señor Ministro, somos lo que somos y lo hemos recordado por usted, para usted y contra usted.
Contra usted, sus recortes y su ley.

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