martes, septiembre 04, 2012

Basagoiti, el bledo y la muerte del Capitán América

¡Como son las cosas!
Mientras el saturno goyesco en el que se ha convertido nuestro Gobierno se empeña en comerse a trozos al Estado que una vez contribuyó a parir para bienestar de sus vástagos, Euskadi, esa parte geográfica de nuestro país que siempre ha dudado en parte si quiere serlo, deja de sangrar y comienza a pensar.
Y encima lo hace en tiempos de elecciones. De crisis, de fractura económica y social, de desastre financiero, pero de elecciones.
Y eso es algo que a algunos les sienta mal, les cambia el paso, les destruye los esquemas.
Eso es algo que al PP de Euskadi -aunque ellos dirían del País Vasco a regañadientes por no poder decir las Provincias Vascongadas como en otros tiempos- no le sienta nada bien porque Euskadi y los vascos ya no van a pensar en lo que ellos quieren que piensen.
Por primera vez en muchos años, tras mucha sangre y tras cientos de mentiras ideológicas de unos y de otros. Euskadi y sus urnas van a pensar –o, al menos, pueden hacerlo- por fin en sí mismos y no en esos otros que parecía que tenían que ocupar sus pensamientos día y noche, en la vigilia y en sueño, en el miedo y en el valor.
Euskadi ya no piensa en ETA. Y eso al Partido Popular de Euskadi le ha sentado fatal. Y sobre todo a su líder, Antonio Basagoiti.
Le ha sentado fatal porque se queda sin discurso, se queda sin propuesta, se queda sin capa y embozo tras el que esconder lo que es, lo que quiere ser y lo que quiere que Euskadi sea.
Quedarse sin ETA para Basagoiti es un revés de difícil solución, un factor en la ecuación que la descompensa en su contra. Es el fin de los años que vivimos peligrosamente.
Peligrosamente por aquellos que abrazaban el fascismo criminal más absoluto para imponer su beneficio a disparo y bomba y por aquellos que lo bordeaban una y otra vez para combatir contra eso a golpe de pliegue constitucional y acciones cuando menos cuestionables.
Y si el PP no puede vivir peligrosamente en Euskadi, simplemente no puede vivir. Languidece como un héroe sin villano, como un unionista sin IRA, como un soldado de la Unión sin el General Lee, como un isabelino sin carlistas.
Como todo el que se dice noble combatiente por la paz, por la justicia, por la dignidad o por cualquier otra cosa, el PP de Euskadi necesita un enemigo y si no lo tiene ya no tiene nada.
De ahí su exabrupto que en realidad no lo es.
Es más bien otra cosa, más parecida a un canto de sirena desesperada que ve como los marineros del navío al que reclama para sus escollos se han tapado los oídos y siguen navegando como hiciera el mítico Odiseo en otros tiempos.
"Nos importa un bledo la situación de los presos de ETA enfermos. Nos importa un bledo cómo estén. El PP está en lo fundamental: que el País Vasco siga siendo España después de ETA y que España siga siendo España después de ETA".
Eso es lo que ha dicho. Y ha dicho probablemente más de lo que quería decir.
Ha dado en el clavo porque a todos -menos a sus allegados, supongo- nos importa realmente un bledo la situación de los presos de ETA. Sin la banda criminal operando, la situación de sus presos se convierte en algo que oscila entre los principios generales de unos y de otros y las necesidades de marketing electoral de algunos.
¿Es este el mismo PP que hizo toda una campaña electoral basada en la excarcelación de De Juana?, ¿es este le mismo Partido Popular que acusó de traición a otro partido por acercar los presos a Euskadi? ¿Es el mismo que pidió la eliminación del Tribunal Constitucional o afirmó estar dispuesto a no reconocer una sentencia del Tribunal de Estrasburgo cuando la dieron la razón a Otegui en sus procesos?
No, no es el mismo porque ya no tiene enemigo, porque ya carece de la única herramienta que ha utilizado para asentar su base electoral en Euskadi -y en gran parte del resto del país- que es ETA.
Y por eso Mayor Oreja y la tita Aguirre se arrojan al cuello de Rajoy en la Ejecutiva de Génova.
No es porque les importe más que a Basagoiti la situación de los presos. Es simplemente porque quieren explotar hasta el último resquicio que les queda de esa herramienta electoral que ha sido para ellos el terrorismo de ETA, porque no quieren perder a su villano para poder seguir llevando los calzoncillos por encima de los pantalones en sus disfraces de superhéroes hispanos.
Pero ya estamos "después de ETA" y a Basagoiti se le escapa y eso es el fin de la inamovible estrategia electoral del PP en los últimos veinte años.
Desde siempre Euskadi sólo podía pensar en ETA. La mala economía era culpa de ETA, la falta de expectativas de futuro de la juventud vasca era culpa del terrorismo, la crispación social, los malos resultados económicos, la desindustrialización y cualquier cosa negativa que ocurriera allende el condado de Treviño era culpa de ETA.
Pero ahora ETA ya no está y Basagoiti necesita una nueva estrategia.
Por mucho que hable de las víctimas, de su dignidad y de todo lo que quiera -un discurso muy parecido, por cierto, al de la parvularia memoria histórica de José Luis Rodríguez Zapatero- eso como mucho será un elemento tangencial, no puede ser un eje de su campaña electoral.
Así que sólo le queda España, el nacionalismo español y el españolismo. Lo que realmente siempre fue lo único que tuvieron en Euskadi, lo que ocultaban bajo su capa de héroes antiterroristas, bajo su antifaz de vengadores por la justicia y la paz. Sólo tienen eso.
Basagoiti de repente se transforma en uno de tantos nacionalistas, pasa a engrosar las filas de un coro inarmónico que abarca desde Córcega hasta Irlanda, desde Inglaterra a Timor Occidental pasando por Israel, Palestina Bosnia, Serbia, Albania, Kosovo, Turquía, el Kurdistán, Mali, el nuevo reino tuareg o cualquier otro lugar.
Ese coro en el que cada vocalista entona, contra toda lógica, la letanía de que todos los que defienden una identidad nacional propia son nacionalistas, menos él, que defiende la suya porque es un patriota.
Basagoiti sólo tiene España y sólo quiere tener España. Y tener a España como arma electoral en una tierra que ha votado al soberanismo mayoritariamente en la primera ocasión que le han dado, no parece ser un arma muy efectiva. No puede serlo.
El presidente del PP vasco, Rajoy y la Ejecutiva del PP saben que ya nunca podrán ser héroes.
Porque… ¿qué es el Capitán América si el pérfido nazi Cráneo Rojo se está muriendo de cáncer en una prisión de máxima seguridad en Rikers Island?
Nada. No es nada salvo un nacionalista más vestido estúpidamente con una bandera.

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