viernes, marzo 16, 2012

La tozudez de los hechos en la carga de Valencia

Hay momentos que definen a un individuo. Deslices o expresiones voluntarias que marcan lo que es y lo quiere ser por mucho que se empeñe en ocultarlo. Eso de la micro expresión, no es tan micro como en el caso de la mítica Lie to Me de Tim Roth, pero siempre será expresión.
Y eso, más o menos es lo que le ha pasado a nuestro ministro de Interior, Jorge Fernández Díaz, en su intervención el Parlamento de nuestro país con referencia a la actuación policial en Valencia cuando a la gente le dio sin razón ninguna por protestar porque su comunidad estaba en la ruina y ellos tenían que pagar, a través de recortes y subidas de impuestos, el desaguisado ocasionado por alguien que no pagaba ni los trajes que llevaba puestos -Según la versión definitiva, los pagaba su chofer-.
Vamos, en seis palabras- por no caer en el error de Jesulín-. Se le ha visto el plumero.
"Las opiniones pueden ser muchas, pero los hechos son tozudos" ha dicho el señor ministro del Interior y yo en eso le doy la razón. Sin ningún comentario a pie de página, sin ningún giro dramático de última hora, sin ningún sarcástico matiz de última línea. Sin ninguno de esos excesos literarios de los que uso y abuso con frecuencia.
Pero antes de los hechos, de los de la carga, hay que entrar en el hecho que le parece irremediablemente tozudo al señor ministro.
"Hay una serie de elementos antisistema en Valencia que siempre están ahí. Que se manifiestan siempre que tienen oportunidad"
Ese es el hecho tozudo que defiende Fernández Díaz. Y yo se lo acepto.
Y lo único que me provoca ese hecho ineludible, incuestionable tozudo es una pregunta que se argumenta con dos signos de puntuación y una solitaria conjunción copulativa.
¿Y?
Que el hecho sea cierto no añade ningún argumento a la defensa de la actuación policial en Valencia y el ministro del Interior -curioso concepto, por cierto, que parece que el Interior de un país solamente debe preocupar el orden público ¿Por qué no le llaman Ministerio de Seguridad Interior o de Orden Público y acabamos con el absurdo eufemismo?- está en la comisión parlamentaria correspondiente para explicar eso.
Así que no me queda más remedio que deducir es que ese hecho es relevante para que la policía cargue contra los manifestantes.
O sea que ser antisistema y manifestarte siempre que puedes es una excusa, un hecho, una situación que faculta a los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado de cargar contra ti.
Va a ser que cada vez que cuelgo un post que funciona como es que la mortuoria del sistema occidental atlántico que ya no nos sustenta, como lo hago siempre que tengo ocasión y es una manifestación pública y reiterada de que estoy en contra del sistema, un grupo de ocho policías con protecciones de nivel 2 -el que no sepa lo que eso significa que consulte cualquier manual de procedimiento militar del mundo- puede entrar en mi casa y coserme a porrazos.
El plumero del ministro va creciendo hasta convertirse en uno de esos abanicos de plumas de avestruz con los que se renovaba el aire en las cercanías de Cleopatra -que parecía no comprender que sus calores provenían de la condición de imponentes mazados de los esclavos nubios que movían las herramientas en cuestión y no de la temperatura ambiente, cosa que a todos nos quedaba claro desde el principio-.
Pero a lo que vamos. Que haya antisistema, que se manifiesten día sí y día también no es un motivo para una carga policial. Puede que a Fernández Díaz se lo parezca, pero no lo es. Y eso también es un hecho tozudo. Si en anteriores manifestaciones han cometido desmanes, se les identifica, se les detiene, se les juzga y se les condena a lo que toque.
Si seguían en la calle deduzco que no se ha seguido es proceso. Así que el hecho de su presencia no justifica una carga policial.
Así que la existencia de un hecho irrefutable y tozudo no sirve de argumento para lo que cree que sirve de argumento el ministro del Interior.
Pero hay muchos más hechos que el ministro y el Ministerio presentan como hechos justificativos, en su condición de irrefutables, de la carga policial.
Porque tienen un video.
Y eso sería una carga de prueba irrefutable hace diez años, hace tres lustros o hace dos décadas, pero el señor ministro se olvida del Premiere, de las cámaras digitales, de la Hándicap de Sony y de del Movie Maker de Microsoft.
Hoy en día, todos tenemos un vídeo, todos podemos cortarlo, pegarlo, ampliarlo, destacarlo o presentarlo. Aunque no dispongamos de la arcana y mágica tecnología de tratamiento de imagen de Minority Report, todos somos el chino -perdón, el coreano americano- que trabaja con Grissom en Las Vegas.
Y ¿qué presenta ese video?
Primera escena. Un individuo harapiento y con poco gusto por sentir el agua corriente sobre su piel que increpa, reta y desafía a los agentes y luego les arroja algo -supongo que un mechero, que siempre viene bien para los porros y quemarse las puntas para que no se deshagan las rastas?
Mínima, casi testimonial, pero, reconozcámoslo, una agresión contra la autoridad. Una falta tipificada de carácter leve -por la fuerza- en el código penal.
El manual de procedimiento policial especifica que ante esas acciones hay que "identificar al infractor, identificarse ante él, comunicarle la infracción que acaba de cometer y proceder a su detención para denunciarle en las dependencias policiales y posteriormente ponerle a disposición judicial".
Eso también es un hecho tozudo.
Como lo es que los cinco agentes que cargar a la carrera contra él no hacen ninguna de esas cosas a menos que consideren su defensa -que nunca sabré porque se llama defensa cuando solo sirve para golpear, no para parar golpes- como una identificación adecuada y el ruido que hace al estrellarse contra la carne humana una comunicación onomatopéyica de la falta cometida.
El tío les tiró un mechero. Hecho. La carga no tenía justificación. Hecho. No lo digo yo. Lo dice el propio reglamento interno de la policía española.
Claro que a lo mejor que sean antisistema que se manifiestan a todas horas anula todos esos hechos. Claro que a lo mejor las disposiciones han cambiado y todo el mundo puede hacer eso. Pero lo dudo porque si así fuera Iker Casillas y Víctor Valdés hubieran podido llamar a sus compañeros de equipo, armarse con los banderines de córner y con cualquier otro objeto contundente, atravesar las gradas y emprenderla a palos con el desaprensivo que había hecho impactar un mechero contra su cabeza no protegida por una caso antidisturbios o contra su pecho y sus muslos no protegidos por guardas y petos casi irrompibles de Kevlar de última generación. Y me paree que no hay ley que les de licencia para eso.
Segundo hecho. Una pandilla de encendidos adolescentes, jóvenes y alguna que otra señora entrada en carnes y años gritan, insultan y llaman asesinos a los policías coreando lemas que no son nada originales y que tienden a la ofensa por demás.
Y ese tozudo hecho innegable también justifica, según el señor ministro, otra carga más.
De nuevo se le va el foco, se le cambia la percepción y se le olvida su gloriosa frase de la tozudez de los hechos.
Porque la defensa ante los insultos, las calumnias o las injurias es una denuncia judicial, no una carga policial. Y eso también los dice la ley. Eso también lo dice el manual de procedimiento de la policía. Y aquí ni siquiera media detención, solamente comunicación de la denuncia.
Pero los policías cargan, cargan cuando no hay resistencia, cuando no hay comunicación, cargan porque se sienten insultados, porque se sienten verbalmente agredidos.
Es comprensible, pero no justificable. Se les debería haber entrenado para eso. De hecho se les entrena para eso. Y si no saben hacer su trabajo que no vayan y no se presenten en una manifestación.
Porque si he de deducir que el hecho de que te llamen asesino justifica que te lances a golpear a quien te lo espeta armado con cualquier elemento contundente, tendría que ser lícito que las feministas radicales y las pro abortistas cargaran contra las manifestaciones pro vida en formación de falange espartana con los auxiliares tespios y acadios protegiéndoles los flancos, que los políticos de Génova salieran de su sede en formación de cuña para apalear a todos los que les llamaron asesinos por motivo de la Guerra de Irak o del 11 M, que todos los partidos legalizados abertzales cargaran entonando el himno del soldado vasco contra los integrantes del Foro de Ermua y de la AVT que les gritan lo mismo cuando se reúnen, que los militantes socialistas se colocaran una cinta con el sol naciente en el pelo y, al grito de Banzai, se arrojaran a lo kamikaze contra los manifestantes del PP que les imprecaban con idéntico grito cuando se supo la trama de los GAL.
Y me parece que eso no puede hacerse. Creo haberlo leído en algún sitio. ¿Puede que sea en algún texto legal español?, ¿puede que sea en La Constitución Española?
Y por si no fuera poco que ninguno del os tozudos hechos presentados por el ministro puede servir de herramienta para su tozuda defensa de la carga policial, están los tozudos hechos que no presenta, que omite, que se calla.
Porque existen -que yo haya contabilizado en un primer acercamiento a la cuestión. Al menos 18 vídeos que no se incluyen ni total ni parcialmente en el vídeo presentado como prueba por Fernández Díaz para justificar unas cargas que ni siquiera se justifican con esos vídeos.
Y ¿por qué no los presenta?, ¿por qué elude esos hechos, tan tozudos como los que el utiliza?
Porque no le conviene.
Porque él ya ha decidido exonerar a los agentes de toda responsabilidad pase lo que pase.
Porque cualquiera puede demostrar que hay una multitud de trayectorias posibles para que un cuerpo con una velocidad inercial x y con un peso aproximado de un centenar de kilos pueda trazar una curva si necesidad de en el tránsito golpear con su porra en la espalda a dos jóvenes y arrojarlas al suelo, aunque ese cuerpo a la carrera sea un policía -y si no me creen, llamo a mis amigos de ciencias y ellos hacen los cálculos-. Porque es un hecho absolutamente demostrable que cuando una persona está en el suelo con las manos en la nuca se la puede esposar sin necesidad de golpearle tres veces con una porra y clavarle la rodilla en la espalda y la nuca.
Y así sucesivamente.
Así que, al cabo del día, el único hecho tozudo y reiterado que queda es que los gobiernos de este país siempre mandan el mismo mensaje a la ciudadanía y a la policía -perdón, a las unidades antidisturbios de la policía, se llamen ahora como se llamen. Que policías hay muchos y no todos se dedican a dar porrazos-. La policía puede hacer lo que quiera mientras sirva a mis intereses particulares de partido y de gobierno en cada momento. Si es así, yo te protegeré y no te castigaré por leve o grave que sea la falta.
Y eso es lo que permite al gobierno que salió hace meses de La Moncloa indultar a dos Mossos D'Escuadra condenados por apalear a un ciudadano en mitad de la calle, y eso es lo que permite a nuestro actual ministro del Interior representar la mascarada de un video cercenado y unas justificaciones basadas en hechos que nada tienen que ver con lo que se pretende justificar.
Al final, solamente hay un hecho tozudo: Los gobiernos -sobre todo los occidentales atlánticos-  justifican lo injustificable si concuerda con sus fines y necesidades. Todos ellos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Resumo: El Sr, Ministro no respeta la Democracia, no respeta al pueblo. Tiene un cierto tufillo fascista.

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