viernes, marzo 23, 2012

Dos rumanas, las mentiras de El Mundo y todas las respuestas de los Peones Negros del 11 de marzo


Hay cosas que nacen, crecen, se reproducen y mueren. Actuaciones que parecen tener vida propia y se comportan como seres vivos hasta que llega su final definitivo. Las teorías conspirativas son uno de esos elementos. Surgen de la nada disfrazada de vaguedad más absoluta, crecen alimentadas por el miedo y la irracionalidad vestida de lógica aparente, se reproducen en aras de los susurros y las sospechas, ya sean en los pasillos o en los recodos del espacio virtual y mueren cuando el viento de la más pura lógica y la racionalidad más simple las desmorona.
Pero eso son las teorías de la conspiración habituales, las que surgen de la necesidad de aquellos que las propagan de ser eternamente inocentes de todo mal y que sus enemigos elegidos sean eternamente culpables de toda maldad.
Sin embargo hoy hemos dado un paso más, hemos iniciado una nueva era de conspiraciones y de elucubraciones. La vena hispánica ha inventado la meta conspiración, la conspiración creada y alimentada ad hoc, con un fin específico y a la que no se deja morir, sino que se revive tirando de lo que sea, a cualquier precio. Porque no es una explicación, es un arma arrojadiza contra los enemigos elegidos.
Bueno en realidad no hemos inventado nada -ya sería noticia- en realidad El Mundo -no el planeta, sino el diario- ha recuperado la conspiración criminal.
No es que sea yo de los que juzgue antes que los tribunales, pro después de ocho años de alimentar el morbo y muchas cosas más que el morbo, después de jugar sin ningún tipo de pudor con la memoria de unas víctimas cuyo único pecado fue que sus familiares no se avinieron a servir de parapeto a aquellos que pretendían usarlas para sus fines, para su cobertura, para su provecho, el diario El Mundo se encuentra hoy en el ojo del huracán de algo más grave, de algo más sucio.
Dos testigos protegidos del caso del funesto 11 de marzo se acercan -para ser más exactos su abogado- a la Audiencia Nacional y presentan una denuncia contra dos periodistas de ese medio de comunicación.
Y no lo hacen por intentar que les revelaran datos del sumario o del proceso -cosa que sería ilegal, pero que estaría dentro de las necesidades del periódico-, no lo hacen porque hicieran pública su identidad -lo cual también sería ilegal pero también respondería a algo que podría interpretarse como parte de la profesión periodística, sin ética ninguna, pero periodística-. Lo hacen porque afirman que los periodistas les presionaron para que cambiaran su testimonio.
Y eso convierte toda esta falsa conspiración, defendida por los Peones Negros contra viento y marea, aireada por el mundo a diestro y siniestro y utilizada parcialmente por la derecha española para intentar salvar la imagen no sé sabe de quién -bueno, sí se sabe- y ensuciar la de qué sé yo cuantos -bueno, eso también se sabe-, en algo que yo no es una teoría conspirativa. Es simple y llanamente una conspiración criminal para engañar y mentir.
Podremos decir, como hace El Mundo, que es mentira, que no es verosímil, que -una vez más, ya se ha perdido la cuenta- es una conspiración para desacreditarles pero contra las conspiraciones se impone la lógica.
Dos mujeres extranjeras presentan una denuncia en la que no van a ganar nada -no hay indemnización, no hay posibilidad de acuerdo extrajudicial- después de testificar hace casi un lustro contra el único condenado por los asesinatos del 11- M. Lo hacen ahora en lugar de hacerlo cuando la fiscalía, el gobierno y el aparato del poder en general hubiera sido mucho más proclive a apoyarlas para perjudicar a un medio que ideológicamente está claramente afecto a sus rivales políticos y además lo hacen aportando mensajes de los periodistas y llamadas telefónicas de los mismos.
Puede que los hechos no sean constitutivos de delito desde el punto de vista judicial pero no tiene mucho sentido pensar que son inventados. Ya me muestro receloso de toda conspiración que provenga de El Mundo. Lo siento, mi confianza en la ética de la prensa tiene un límite.
Y si son ciertos -que tiene toda la pinta, no sólo por lo que dicen las testigos sino porque algunos sabemos cómo trabaja El Mundo- esos hechos, esas presiones, esas formas de actuar denunciadas, ¿qué significa?
Siginifica que los peones negros ya tienen la respuesta a su pregunta ¿quien ha sido? Ha sido El Mundo y todo su politburó destinado a un sólo objetivo político propio. Ellos han sido los que os han engañado haciéndoos creer que os habían engañado otros.
Siginifa simplemente que el periódico ha atentado contra la estructura misma del Estado de Derecho, que ha pretendido manipular la realidad para obtener sus fines, que no ha buscado la verdad y poner de manifiesto la realidad sino crearla cuando se ha dado cuenta de que la realidad que ellos necesitan no existe.
Vamos, el ejercicio más puro de fascismo informativo desde la Oficina de Propaganda de Goebbles y el Agitpro de Kruchev.
¿En qué cabeza cabe que dos periodistas presionen a dos testigos protegidas para que años después cambien su declaración, para que digan que no vieron en los trenes a Zougam, que fueron obligadas a hacer esa declaración?, ¿qué se intenta lograr ofreciendo trabajos, pagos de la hipoteca y camisetas del Real Madrid a cambio de que se exonere de culpa al condenado por los atentados?
No puede ser vender más periódicos porque para eso solamente tienes que inventarte una conspiración, una prueba irrebatible, como el misterioso ácido de otrora o poner a una simpática señorita medio en cueros en la contraportada como hacen los diarios deportivos, no puede ser descubrir la verdad porque si tienen que chantajear y sobornar a la gente para que hablen es porque saben que no es verdad.
Entonces ¿qué persiguen, qué buscan con este ejercicio de fascismo informativo de la más pura escuela?, ¿cuál es la principal consecuencia que hubiera tenido que las dos testigos cambiaran su declaración a cinco columnas en la portada de El Mundo?
¡Vaya hombre, que casualidad, que se reabriera el caso!
Justo lo que estaba a punto de hacer el fiscal Torres Dulce, justo lo que ya había hecho antes de que quiero creer que el sentido común pero me temo que en realidad sea el sentido de oportunidad política le conminara a dar marcha atrás.
No voy a ser yo el que elabore una teoría de la conspiración para desaprobar la manipulación y creación sistemática de otra. Por el momento, prefiero pensar que El Mundo -con línea directa con el PP desde hace lustros- pretendió aprovechar el tirón de esa decisión anticipada y no que las dos acciones formen parte del mismo plan maquiavélico ideado en la sombra en la mejor tradición conspiranoica.
Pero lo cierto es que no se demuestra con todo esto que los conspiranoicos estaban equivocados.
Se demuestra que estaban mintiendo intencionadamente con un objetivo político, con el objetivo de llevar al Estado al lugar en el que lo querían tener, con el objetivo de crear y hacer prosperar una falsa realidad para que esa primera mentira que todos sabemos que no es cierta, ese primer intento de ocultar la realidad y de cambiarla en beneficio propio y de la colección de sufragios que se requería para la reelección fuera, al menos en apariencia cierta: Que ETA estaba detrás de los atentados del 11-M y esa realidad se ocultó por los socialistas para perjudicar la reelección de José María Aznar. 
Normalmente el proceso para acabar con una teoría conspiranoica es sentarse en el más puro estilo oriental a ver pasar el tiempo hasta que se desmorona sobre sí misma. Pero las teorías conspiranoicas no suelen ser criminales.
Con esta la única forma de verla morir es matarla y eso, en caso de ser cierto todo lo que dicen las testigos protegidas, supondría meter a mucha gente en la cárcel, pedir muchas responsabilidades y cerrar de una vez las puertas de esta invención criminal que un diario, más preocupado de hacer el caldo gordo a los que tiene cerca políticamente que de informar y hacer dinero con ello, ha mantenido durante ocho años a despecho de todas las heridas y los dolores que abría a su paso.
El magnate Murdoch, nada sospechoso de ser una persona ética hasta el extremo, tuvo la decencia de cerrar News Of The World cuando se descubrieron manejos de este tipo -incluso antes de ser juzgados-. Y esos manejos ni siquiera afectaban a la esencia del Estado de Derecho como hacen estos.
Pero claro, quizás por eso los chicos de El Mundo han elegido este momento. Porque si les pillaban los que estaban al mando iban a minimizar el impacto sobre ellos de este ataque frontal al sistema de libertades.
Al fin y al cabo ellos también creen o quieren creer que ETA estaba detrás de los atentados. Ellos fueron los primeros en decirlo. El ínclito Aznar todavía lo dice de vez en cuando.

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