viernes, febrero 24, 2012

Gates y una reforma laboral de Premio Goya

Pues va a ser que hasta los que han hecho el agosto con eso del liberal capitalismo estñán dispuestos a pensar. a lo mejor ya lo han hecho y por eso están soltando miles y miles de millones de dólares en algo que solamente podría definirse, viniendo de quien viene, como puro y simple reparto de beneficios.
Pero claro los hay que no le escucharán, los hay que seguirán pensando que lo que deben descender son los salarios en lugar de distribuir los beneficios. Para esos será más importante apoyar la reforma del egregio Mariano que escuchar las palabras del ínclito William.
Señoras y señores, con ustedes Will Gates y su bofetón liberal capitalista al liberal capitalismo:

- Pregunta. Usted pide a la comunidad internacional que mantenga el nivel de ayudas a pesar de la crisis. ¿Teme un gran paso atrás en este terreno?
- Respuesta. La generosidad continúa en general en alza y eso marca una gran diferencia, porque significa más vacunas para más niños, menos gente muriendo y nuevas semillas, pero aún hay mil millones de personas viviendo en tales condiciones de dureza que, si las tuviéramos cerca, no podríamos más que ayudarles. El gran desafío es que esos pobres no queden olvidados por las dificultades financieras. El dinero que les permite vivir es menos del 1% de nuestros presupuestos. Y el peligro es que sea recortado aún más que otras partidas del presupuesto. Eso supone literalmente menos vacunas, menos semillas o menos medicinas contra el sida, y todo ello para equilibrar el presupuesto de los países más ricos. Para que el dinero sea destinado adecuadamente y tenga un impacto real en la gente, debe ir a aquellos que más lo necesitan. Debemos asegurarnos de que el dinero va a los países pobres, donde puede tener un efecto contundente, y no a los de ingresos medios. Tenemos mucho que hacer para que la gente se sienta reconocida por la ayuda que concede, que sepan lo importante que es mantenerla.
P. Se va a reunir con el nuevo presidente, Mariano Rajoy. ¿Cuál es su mensaje para él, en unos tiempos de fuertes recortes de nuestros propios presupuestos?
- R. Yo simplemente me presento como alguien que destina miles de millones de mi propio dinero a todo esto y lo que intento es compartir las historias de éxito. España financia vacunas y el impacto de estas ayudas por cada euro es 20 veces superior en los países más pobres que el que puede tener el dinero destinado a tu propio país. Así que mi punto de vista es que debe destinarse hasta el 1% del presupuesto a los que más lo necesitan. Sé que ahora mismo [el presidente] tiene muchas prioridades, son tiempos duros, pero si quiere destinar ese 1% y enfocarlo en las grandes necesidades, el impacto será altísimo. Incluso en tiempos duros, los contribuyentes pueden sentirse muy satisfechos por su papel en el mundo.
- P. Habla de los países más necesitados. ¿Considera entonces que América Latina no debería ser el objetivo prioritario de la ayuda española?
R. Cuando ayudas a países como Perú, un país de ingresos medios, con 10.000 dólares de renta per cápita (unos 7.500 euros), mientras hay niños muriendo de malaria y gente que no consigue medicinas para el sida, el resultado es bastante diferente. Cuando ayudas a este tipo de países con un nivel suficiente de riqueza debes preguntarte por qué, por qué le ayudas. La ayuda debería ser para los más pobres. La Comisión Europea, por ejemplo, ha decidido dar menos ayuda a países de ingresos medios y esa es una gran decisión. Lo importante es que todas las vidas tienen igual valor y que podemos cambiar muchas más cosas en países pobres que cuando ayudas a un país como Perú, con ingresos medios, que tiene sus recursos que explotar y que podría ser tan rico como un país europeo. Marruecos tiene minerales y mucho dinero si lo comparas con Chad, Mozambique, Sudán o Etiopía. Lo que puedes conseguir es muy diferente. Históricamente la ayuda estaba mezclada con la amistad. Estados Unidos ayudaba a países que podían malgastarla, pero si era un amigo no había problema. Afortunadamente con el fin de la Guerra Fría ese tipo de ayuda ya se acabó y ahora puedes decir que cada euro que gastamos tiene un impacto humanitario: está alimentando a un niño, permitiéndole nutrirse para que su cerebro se desarrolle con plenitud, y la lucha contra la malaria lleva también ese camino. Esas son las prioridades del mundo. Un país como Perú está luchando bien contra la malaria sin ayuda exterior.
- P. Hay un debate sobre la efectividad de la ayuda. ¿Cómo se gasta mejor este dinero?
- R. Si tomas un país que tiene grandes necesidades críticas en salud, agua, agricultura y medicinas puedes tener un impacto muy radical haciendo llegar las vacunas a los niños, las medicinas contra el sida a los adultos, las redes antimosquito o enseñando a los granjeros a usar unas semillas nuevas que van a funcionar incluso cuando hay sequía para ser así más productivo. Me siento muy satisfecho con los resultados de los miles de millones que he puesto en todo esto. Yo puedo visitar estos lugares, contratar a los mejores científicos y veo los resultados. Sí, estamos mejorando la vida en estos países muy rápidamente, y si los ciudadanos y los políticos pudieran viajar y comprobar lo que está pasando en Chad, Kenia y Tanzania, verían que son lugares donde las cosas han cambiado mucho, donde han descendido las muertes por malaria de forma espectacular, y donde los padres no mueren de sida dejando huérfanos y más inestabilidad. Esta es una historia muy positiva y no se puede hacer ayudando a países de ingresos medios, pero sí a los que más lo necesitan.
- P. ¿Es el impuesto a las transacciones financieras una solución para obtener fondos para ayuda al desarrollo?
- R. Está claro que algún tipo de impuesto sobre las transacciones financieras podría ayudar en parte a bajar los déficits, y si una parte fuera dedicado a mantener el apoyo a los más pobres, incluso ahora en medio de la crisis, eso sería algo de agradecer. Irónicamente, hay un tipo de impuesto sobre las transacciones financieras, que en Reino Unido llaman de otra forma, el Settlement Tax, que grava fuertemente la compraventa de acciones. Así que hay muchas posibilidades, pero lo que no quieres hacer es distorsionar excesivamente el mercado. Y una vez puestas las tasas la pregunta es: ¿A qué destinar este dinero? Son fondos gubernamentales. Se puede usar para pagar la deuda, estimular la economía doméstica o para mantener ese 1% que impide que la gente muera porque has dejado de comprarles una red antimosquito.
 P. El modelo europeo contra la crisis pasa por la austeridad y el control del déficit. El de Estados Unidos apuesta por políticas de crecimiento. Como empresario, ¿cree que Europa será capaz de superar la crisis con este modelo?
- R. Es una situación compleja y ojalá los economistas entendieran mejor su asignatura. Cómo tener las deudas bajo control, bancos solventes y aun así lograr que crezca la economía es una especie de fórmula mágica que busca la gente, hasta ahora sin mucho éxito. Está claro que las políticas de crecimiento son deseables, pero ¿cómo encaja eso con una eventual eliminación de la deuda? Los políticos y economistas deben trabajar en esto, que no es fácil de resolver.
- P. ¿Qué opina de los tecnócratas, los nuevos gobernantes en países como Italia o Grecia?
- R. Yo voto por los tecnócratas siempre que puedo. Cuando las cosas son muy complicadas -y la situación que mejor conozco es la de EE UU- ves que hay muchas prácticas regulatorias que han estado muy protegidas y que hacen que la economía sea menos eficiente, por ejemplo para médicos, fármacos y muchos servicios, y esas ineficiencias nunca se resuelven en el ámbito puramente político porque esa gente guarda con especial celo su estatus especial. Pero un tecnócrata llega y puede hacer una serie de cosas que pueden beneficiar a la economía, tomar decisiones difíciles. Hay muchos temas de regulación en los mercados laboral y de servicios que cuando se resuelven son muy importantes para crear oportunidades de crecimiento. ¿Pero cuánto de esto podrá aprovechar un país europeo en concreto? Por ejemplo, un país como Irlanda nunca ha tenido tantos problemas en la regulación de los mercados y tuvo un desastre extremo en su sector bancario. ¿Por qué se les considera más creíbles? Probablemente porque sus mercados están menos sobreregulados que los de otras zonas de Europa, y eso es lo que hace que, entre todos los países endeudados, se les vea como los que tienen el camino más fácil para volver a la normalidad.
- P. Bajo esa perspectiva, ¿cree que la liberalización del mercado laboral que acaba de anunciar el Gobierno español es lo más adecuado para resolver el persistente problema de paro que tiene España?
- R. Ustedes tienen una tasa de paro peor que la de cualquier otro país y claramente esto es por algo. En algún punto del mercado laboral o del sector educativo hay algún problema. No soy un experto en España pero, en general, las mejores soluciones a largo plazo siempre acarrean dolor a corto plazo en términos de los mercados. ¿Cuál es la forma de hacerlo? No soy un tecnócrata que haya estudiado la situación de España, pero hay una oportunidad probablemente histórica de tomar decisiones difíciles para ganar algo de la fluidez que caracteriza los mercados laborales de Irlanda, Reino Unido o Estados Unidos.
- P. En España nos encontramos con muchos jóvenes muy cualificados que afrontan su futuro sin trabajo ni oportunidades. Como ejemplo de hombre hecho a sí mismo, ¿dónde cree que están las respuestas?
- R. Lo que sucede es muy extraño. ¿Por qué no han bajado aquí los sueldos? Si tienes una fábrica que produce carbón y nadie lo compra está claro que el precio de tu carbón es demasiado alto y hay que bajarlo. Tienes toda esa mano de obra disponible, pero hay algo muy raro en que el precio no se ajuste para permitir a otros países instalarse aquí, porque está claro que estos trabajadores están dispuestos a trabajar. Ese nivel de desempleo nos indica que hay rigideces importantes operando en el mercado. Puedes mirar hacia las universidades y preguntarte si la formación es tan sólida como debería ser, pero no creo que esta sea la razón. Estoy de acuerdo en que este asunto es la prioridad número uno de España, incluso más que ese 1% de ayudas para los pobres.

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