viernes, enero 27, 2012

El jurado de Camps le patea la sien a Roodney King

Me resistía yo a hablar de la sentencia de inocencia de de Camps que yo no será de momento culpable de aceptar trajes y otros regalos impropios de su cargo.
Me resístía porque no quería caer en lo mismo que he criticado -sí, ya lo sé ¿quien se preocupa de eso? ¡vaya tontería!-, porque no creía anteponer mi opinión y mi creencia a una decisión de aquellos que han sido habitiitados para tomar tales decisiones.
Así que, como no puedo moderme la lengua -por probablemente me envenenaría-, no voy a hablar sobre la inocencia o culpabilidad del señor Camps, que ya es inocente a menos que un recurso de la fiscalía y una nueva sentencia demuestren lo contrario, voy a hablar de por por qué creo saber que el señor Caps ha sido declarado inocente.
Francisco Camps ha sido declarado inocente porque hoy en la política, como en otros muchos asuntos nosotrossomos incapaces de pensar en contra nuestra. Poque igual que no podemos ver las faltas del central de nuestro equipo de fútbol, igual que no somos capaces de reconocer los fallos interpretativos de nuestra actriz favorita, somos incapaces de cuestionar a aquel al que votamos.
Nos sentimos atacados cuando se le ataca a él, nos sentimos insultados cuando se le cuestiona. Nos hemos vuelto tan maniqueos que parece que juzgar a un político es juzgar a un partido y juzgar a un partido es juzgar a sus votantes y por eso los votantes de un partido tienden en su mayoría -que siempre hay excepciones- a defender a sus políticos como si de verdad fueran suyos, a capa y espada, con uñas y dientes, sin pararse a pensar si es posible que los que les critican tengan razón aunque ellos le hayan votado.
Solamente lo creo pero me resulta muy llamativo que en el jurado que ha declarado inocente a Francisco Camps se mantenga prácticamente la misma proporción que en el voto en las últimas elecciones valencianas. A lo mejor no tiene nada que ver.
A Francisco Camps le han juzgado no culpable porque le han juzgado en casa. Se han empeñado hasta conseguirlo que se le juzgue en valencia. Que no lo haga el Supremo, que no lo haga la Audiencia nacional. Que se haga en Valencia.
Y no es extraño. La incapacidad de pensar contra nosotros nos hace también incapaces de ir contra aquellos que votamos porque los consideramos nuestros, nuestros vínculos con el poder. Porque nos parece que si gobiernan ellos es como si gobernaramos nosotros y que si caen ellos es como si cayeramos nosotros.
Así que no miramos más allá, no vamos más adelante. Somos como el jurado del barrio de Los Ángeles, habitado mayoritariamente por policías, que declaró incocentes a los que patearon hasta la muerte a Roodney King mientras alguien lo filmaba.
Como les conocemos, como nos sentimos identificados, la realidad no nos importa. Son inocentes porque son de los nuestros. Sus motivos tendrían, punto final ¿quién se creen que son los de fuera para cuestionar lo que hacemos aquí?
Pero sobre todo -y para acabar este post pequeño para un crimen pequeño y una entencia pequeña- porque hemos cometido -esta vez de forma institucional y legal- el mismo error que en otros muchos juicios cometemos. Dejar que el pueblo juzgue. Como si ser pueblo, como si ser emisor del poder judicial, te capacitara ex natura para ejercitarlo.
Así, Camps ha sido declarado inocente porque gentes que nada saben de leyes se han dejado convencer de que la inexistencia de facturas de los trajes no es una prueba y de que nadie ha presentado pruebas de que no los pagara, ¡Como si la no existencia pudiera probarse!, ¡Como si estuvieramos en una discusión teológica sobre Dios!.
Supongo que esas nueve personas no intentarán utilizar el mismo argumento con la Agencia Tributaria. Porque la inexistencia de facturas o documentos acreditativos es legalmente una prueba de la inextencia del pago.
- ¿Qué no he pagado la declaración de la Renta? ¡Demuestreme que no lo he hecho!
- No, señor. Tiene 15 dias para preserntar el documento acreditativo de que ha efectuado el pago. Sino, procedermos por la vía de apremio.
Camps ha sido declarado inocente porque ha sido juzgado por personas que no tienen ni idea del concepto de clientelismo que haría que cualquier profesional de la magistratura pusiera, cuando menos, en tela de juicio el testimonio de un empleado que afirma haber soltado sin pestañear 1.000 euros para pagar un traje a aquel que le ha dado de comer durante un buen puñado de años.
Francisco Camps ha sido declarado inocente porque gentes que nada entienden de procesamientos, de leyes ni de delitos han sido convecidos de que como en las cintas escuchadas no se dice directamente "te he regalado los trajes" no son una prueba determinante de que la trama Gürtel se los dio al procesado, aunque cualquier experto en procesamiento consideraría una frase como "si callas y me sacas de esta, te llenaré de oro" como un indicio más que sospechoso de cohecho.
Así que Francisco Camps es inocente porque así lo ha decidido la Justicia. Y tal vez lo sería también de cualquier otra forma. Pero ahora es inocente porque le hemos encargado la justicia a aficionados. A ver si alguien saca en claro algo de esto.
Aparte de la incocencia de Francisco Camps, claro está.

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