lunes, noviembre 28, 2011

El centro del mundo se desplaza a Riberao Preto

Van un turco, un aleman, un chino y un brasileño... Esto, hace una década, sería el comienzo de un mal chiste, como los de Jaimito, como los de Lepe.
Pero hoy, mientras ese poder sin sociedad llamado mercados sigue marcando nuestras vidas y nuestro futuro, mientras se agota el humor para chistes y el tiempo para otras cosas, ha dejado de ser un chiste y se ha convertido en una proyección de futuro.
Hoy, aquello que la anticipación, que la literatura imaginativa y que las proyecciones a largo plazo veían en un horizonte excesivo y lejano empieza a conventirse en la nube continua que, miremos donde miremos, puebla nuestros cielos si realmente queremos que estos no se desplomen sobre nuestras cabezas.
Hoy, esa proposición dejada en suspenso hace contraerse de horror a los amantes de los localismos, a los adalides del liderazgo nacional, a los tecnócratas de la solución de manual económico liberal, a los teorícos del ir a soltar la mierda en casa del vecino.
Porque hoy, o como mucho dentro de unos días -históricos, se entiende-, podría ser cierta. Puede que el mundo en el que el bueno de Orson Scott Card colocó al no tan bueno de Bean no sea solamente una increíble ficción , sino el épitome de una realidad anticipada que ya se esté fraguando.
Puede que el mundo se convierta en algo multipolar y unido. Y en eso van el el turco, el alemán, el brasileño y el chino.
La Liga Árabe se comporta como una liga, después de haber escenificado durante medio siglo las luchas tribales de las que provenían y acude en defensa de los pueblos -de forma testimonial, si se quiere- no de los dictadores. Puede que a nosotros nos parezca mal, pero es lo que tienen que hacer. Primer foco de unión.
A nosotros se nos abren las carnes pero la democracia está haciendo lo que no ha podido hacer ninguna otra cosa, ni la historia, ni la guerra, ni siquiera Israel.
Los islamistas triunfan en Marruecos, ganan por goleada en las pasadas elecciones en Túnez, arrojan democraticamente del poder a Ali Abdullah Saleh y mas pronto que tarde gobernarán en Yemen y hasta le aprietan las tuercas al inefable y medieval rey saudí.
Por si alguien lo dudaba o lo duda, el islamismo también será la fuerza principal en Libia, lo es desde hace años en Palestina, en Libano y por supuesto en Iran o Afganistán y lo está siendo a través de los Hermanos Musulmanes en Egipto y de los partidos de transición en Irak, y lo será en Siria cuando El Asad la deje ser lo que quiere ser.
Que el islamismo va a ser el elemento aglutinador del mundo árabe y magrebí es algo que no podemos negar y que no podemos intentar que no ocurra como hace quince años en Argelia o hace diez en Irak y Afaganistán.
No podemos evitarlo y nuestra única esperanza es que dejen de mirarnos mal porque nos lo hemos buscado y miren al turco.
Erdogan representa hoy el califa unitario e islámico que desde la moderación hace a su país moderno y próspero -al menos en comparación con lo que era antes-, que no necesita de la religión para gobernar y que, pese a creer firmemente en su dios, es laico y no le utiliza de excusa para nada.
Por eso se pasea por Libia, se reune con la Liga Árabe, visita o pretende vivistar Palestina o se deja caer por Rabat.
Uno de los focos multipolares del nuevo mundo unido va a ser el islam y a nosotros nos toca reconocerlo y potenciar que el islam moderado de Erdogan y los suyos controle a la furia yihadista de Hamas, Hezbolla, Teherán o Kabul. No nos queda otra esperanza que que lo consiga.
Va un turco...
El milagro brasileño capitaliza las posibilidades del siguiente punto de orden en el caos al que ha llevado el liberalismo nacional de los mercados al mundo.
El milagro brasileño está empezando a conseguir lo impensable. Está empezando a llevar el racionalismo político a unas tierras que eran la bandera y el semillero de la mayor irracionalidad política de izquierdas y de derechas del mundo.
Ya hablan de mercados unitarios, ya pasan por encima de los personalismos de Chavez y de Castro, ya dejan solos a los revolucionarios bolivarianos, a los guerrilleros colombianos y a los caciques mexicanos. Segundo foco de unión
Van atrasados, por supuesto, sería en lo primero en lo que Sudámerica no fuera atrasada.
Pero Argentina, en pleno ataque de Kitchnerismo, comienza a abandonar sus complejos occidentales, a darse cuenta de que el victimismo es otra herramienta de poder; Chile comienza por fin a enterrar a sus muertos y exorcizar para siempre a sus fantasmas y pensar y crear futuro y centroamérica empieza a darse cuenta de que la fragmentación es un arma de control y no un orgullo nacional.
Y todo ello a través del milagro emergente brasileño, que responde con gasto público a la crisis y le va bien, que controla los mercados y a las corporaciones y le está yendo razonablemente bien y que hasta intenta controlar las favelas en lo que, pese al ejército, le va condenadamente mal.
Pero Brasil, con Dilma Rouseff o un poco después, será el centro de ese nuevo polo unido y unitario que ya sería excesivo que tuviera su capital en Riberao Preto como anticipó el gran Scott Card.
Y van un turco, un brasileño...
Lo de Asiá va a ser más complicado pero ya está siendo. La India superará en breve en población y recursos a China. Rusia está estrangulando energéticamente a Europa y no mira a ella como aliada, pero la mayoría de los que se independizaron de ella siguen bajo su órbita, decidiendo en cada elección si quieren acercarse o alejarse de La Madre Rusia, a la que saben que pertenecen pero con la que no se llevan bien ni por joda.
Y China será en un par de años la mayor economía del mundo y lo hará o lo intentará hacer como siempre lo ha hecho.
Por seguir con la metáfora de los relatos de anticipación, pretenderá hacerlo a la manera de los Borg, la mítica raza del no menos incomprensible mítico Stark Trek: por asimilación.
Ya ha deglutido económicamente a la inmensa mayoría del sudeste asiático y los que estén pensando en Japón que lo olviden. Japón ha mirado demasiado a Occidente y a sí mismo como para ser un factor en esta ecuación. Sigue siendo un reino feudal. Feudal corporativo, pero feudal.
Si China y la India se dan la mano tendremos una Rusia a regañadientes europea porque no podrá con ambos; si Rusia y la India se colocan en el lado contrario a China tendremos un paseante más en nuestro chiste.
Y van un turco, un brasileño, un ruso -o un indio-, un chino....
Y por fin llegamos a nosotros.
La deuda nos está matando y todos lo vemos. Pero aún seguimos dando los mismos palos de ciego que hemos dado desde que hicimos la Unión Europea.
Aún seguimos intentando coordinar las políticas de 27 países para frenar la expansión y el poder incontrolado de un único mercado que juega con nuestras miserias y nuestras necesidades.
Que hunde Grecia en el conocimiento de que eso será percibido como una oportunidad por Polonía y Rumanía; que agota Portugal, sabiendo que Bélgica e Irlanda intentarán sacarle partido; que mantiene sin tocar la calificación de la deuda de Alemania para poder generar un valor refugio, ignorando de que sus grandes bancos están al borde del colapso, que su economía depende de una exportación que se frenará en cuanto el resto de los países apliquen la política de contención de gasto que su propia canciller demanda o que vive con la mano de Rusia apretándole constantemente la nuez a causa de su dependencia energética del gigante de la estepa.
En Europa, puede que mañana o puede que dentro de un par de años, cuando, pese a los ajustes y los sacrificios, la recesión sea un hecho doloroso y doliente en millones de bolsillos y de vidas europeas, por fin descubriremos que para controlar y detener un solo mercado es necesario un solo gobierno.  Y hasta Merkel lo sabe y está empezando a decirlo.
Y que les den por saco a la Eurocopa, el Festival de Eurovisión y a los chistes de franceses.
Van un turco, un ruso, un chino, un brasileño, un alemán...
Y nos quedan dos: África y el siempre presente y ponderado imperio estadounidense de allende los mares.
Parte de Africa, la islámica, es decir, casi toda, lo más probable es que se integre en el foco árabe, que ya no será árabe sino islámico. Y el resto, unos pocos, puede que elijan el foco emergente capitaneado por Brasil o que originen uno propio en torno a lo poco que ahora funciona medianamente bien en ese continente. Suráfrica, Lessotho y Bostwana.
Y luego está Estados Unidos. Pero, aunque nos pique la nariz al reconocerlo, esos hicieron su trabajo hace unos cuantos cientos de años, como su propio nombre indica.
Así al final, esperemos que el chiste cambie de encabezado y sea: un americano, un europeo, un islámico, un estadounidense y un par de asiáticos van y...
Por fin, unen el mundo.
Porque es mas facil poner de acuerdo a cinco, seis o siete que a seiscientos.
Porque se nos han acabado las excusas del idioma, de las diferencias culturales o de los odios ancestrales.
 Porque ni todos los eurobonos del mundo pueden salvar un sistema de un poder sin gobierno que lacera a las tres quintas partes de la población.
Porque ni todas las producciones a bajo costo made in China del mundo pueden lograr que podamos seguir manteniendo nuestros niveles de vida a costa del futuro y la miseria de otros.
Porque ni todas las religiones, ni todos los laicismos del mundo pueden permitir que sigamos sobreviviendo sin vivir, en el temor de perder la supervivencia si nos dedicamos a la vida.
Porque Riberao Preto es tan buena capital del mundo como cualquier otra.
Puede que suene a fantasía pero está pasando y tenemos que pensar si lo hacemos posible o no.

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