martes, septiembre 06, 2011

La educativa mentira impresionista de Aguirre

Estaba yo ante el rectángulo en blanco de este blog dudando sobre el endemoniado contenido que debía verter en él cuando, mientras me debatía entre la ilógica postura del españolismo popular con respecto al catalán y la inmersión linguística y la no menos ilógica relación de parvulario que Cospedal ha decidido mantener con su administración y sus servicios publicos como contenidos posibles, vino a verme la tercera vía de moda en la sinrazón de ese partido político que se hace llamar Popular.
Y claro cualquier tercera vía que tenga que ver con el Partido Popular tiene un nombre propio, tiene un vestido de Chanel concreto y una estulticia particular.
Sí, señoras y señores, han acertado. Esperanza Aguirre.
Y es que la ínclita presidenta madrileña de chaneles y desconocimientos literarios, la única seguidora viva que se conoce de la escritora Sara Mago, ha decidido ahorrar, ha decidido sumarse al carro de las cospedales y los rajoys y contener el gasto público.
Pero como no puede hacerlo en cosas que son esenciales como la publicidad institucional, en la que el año pasado gastó más que -agarraté que vienen curvas- Telefónica, lo va a hacer en otras.
Se puede gastar 115 millones de euros en recordarnos que el metro de Madrid vuela mientras esperamos un domingo trece minutos al metro ligero en una estación de Las Tablas tan solitaria como el Ok Corral antes de que el bueno de Wyatt Erap la emprendiera a tiros. O en recordarnos que los hospitales de la comunidad salvan de la muerte por infarto a los camareros con el único objetivo de que sigan poniéndonos los cafés o que Madrid es la suma de todos, o en que los autobuses funcionan con gás o en recordarnos cualquiera de las cosas que ha hecho, que está haciendo o que va a hacer.
Puede hacerlo porque ha generado una excusa irrisoria para destinar a publicidad casi la mitad de lo que gasta el Gobierno Central, más de cinco veces lo que gasta Catalunya -y mira que a los catalanes les gusta promocionarse- y lo mismo que alguna que otra multinacional. La excusa es tan infantil como sólo podría ser un razonamiento de alguien que lee a Sara Mago: atrae a ocho millones de turistas.
Estoy convencido que cuando los pesadamente famosos peregrinos de la JMJ invadían las tiendas del extrarradio en busca de agua embotellada en pleno ataque de desidratación entre los calores estivales y los ardores misioneros tenían muy presente aquello de "Sumaté al reto del agua". Creo firmemente que los nipones que desgastan a golpe de flash de cámara los muros de cualquier edificio madrileño están mucho más tranquilos porque haya un nuevo hospital en Alcobendas o en San Fernando de Henares -es algo que seguro destacan en tipografía de cuerpo 46 las guías de turismo-. Tengo la completa seguridad que las nórdicas -las míticas nórdicas- que visitan Madrid han elegido la ciudad porque pueden ligar mucho más tránquilas sabiendo que hay un Plan de Apoyo a Madres Jóvenes Solteras. No tengo la más mínima duda de que el turismo empresarial, que tira a diestro y siniestro de taxi, dietas y coches alquilados, ha elegido Madrid porque tiene un metro que vuela y unos autobuses que funcionan con gas y tienen el piso bajo.
En fin que como la tita Espe no puede dejar de gastar en lo esencial que es el autobombo, en un canal de anden de metro que nadie ve en la era de la música en el movil, el juego en el ipod, el libro en el ibook y la película en el tablet, como no puede gastar menos en eso pese a que el Tribunal de Cuentas del Estado le haya dicho que no debería gastar en nada en todo ello, ha decidido ahorrar en lo supérfluo.
Va a dejar de gastar en educación.
Parece que no pero lo va a hacer. Porque ese es el único objetivo que persigue, porque ese es el único motivo que hay detrás de esa idea suya -y de todo el PP- de ampliar las horas docentes de los profesores.
Y juega a hacerlo como hace todo, dejando una idea sin decirla, filtrando una crítica sin hacerla, intentando poner a la población en contra del colectivo.
Dice que sólo tienen 18 horas docentes cuando podrían tener hasta 23 y como el profeta bíblico, como el oráculo de Yahve,  no dice más. Y miente por omisión, miente por impresión y miente por elusión.
Miente por omisión porque omite que en ese es el horario de horas docentes, no el horario de trabajo. Miente porque omite que los profesores no se van a casa o a tomar café cuando no están en clase con los niños; miente porque elude que ha sacado las tutorías del cómputo de horas docentes.
Engaña por omision porque calla el dato de que se elimina el carácter docente de las tareas de planificación, organización y supervisión de los diferentes departamentos, miente porque se le olvida recordar que las horas de guardia, bibliotecas o refuerzos tampoco se sumarán a las 20 horas obligadas por profesor.
Pero, ella, amante donde las haya de las artes, deja un toque impresionista en su mentira.
Miente por impresión como ya hiciera el gobierno regional con otros muchos casos y con otras muchas gentes. Como ya hiciera con los Polícias Municipales, con los bomberos, con el personal de los centros sanitarios.
Miente por impresión porque al hablar de 20 horas de trabajo, muchos de nosotros -los de las 40 y en  ocasiones más- somos arrojados al reduccionismo injusto de una impresión de privilegios inexistentes.
Esperanza Aguirre se convierte en la Degás, en la Matisse, de la mentira porque dibuja impresiones en la mente de las gentes intentando conventir al profesorado en los nuevos controladores aéreos, en el nuevo colectivo privilegiado al que hay que poner en su sitio y exigir un esfuerzo que no hace.
Los que los tienen hijos -los que viven con ellos- conviven con sus críos una media de cinco horas diarias -dos al levantarse y otras tres, como mucho, cuando vuelven del trabajo-. Esos niños son nuestros y pocos -en la mayoría de los casos- y ademas tenemos los inestimables aliados de la televisión, el ordenador, y la consola y aún así acabamos derrrotados. Baste eso para descubrir la injusticia de la impresión que Esperanza Aguirre quiere dejar en nuestras mentes sobre el profesorado.
Pero sobre todo miente por elusión porque elude y seguirá eludiendo los datos y las motivaciones.
Porque elude afirmar que lo único que busca es ahorrarse nueve millones de euros al mes mandando a la calle a miles de profesores interinos mientras dilapida dos veces esa cifra en el mismo espacio de tiempo en autobombo innecesario y propaganda política encubierta continua.
Porque elude el problema que causara ese aumento de horas docentes en los colegios e institutos que no cuentan con interirinos por lo que se verán obligados a poner a profesores de una materia a dar otra en la que no tienen experiencia.
Porque ha eludido y eludirá decir que no se trata de aumentar el horario de los profesores, sino de recortar el número de los mismos.
Porque elude explicar que esta medida está dentro de otras muchas que ha empezado a adoptar desde el curso pasado: La suspensión de la mejora para interinos en el pago de vacaciones de verano a partir de los 5,5 meses de modo que los interinos que no tengan vacante no disfrutarán del cobro de los meses de verano, y sólo percibirán la parte proporcional al tiempo trabajado; La eliminación de una parte de la cantidad adicional de incentivos para la jubilación anticipada docente; la supresión de convocatorias de licencias por estudio retribuidas y la reducción presupuestaria de la formación del profesorado.
Miente por elusión porque durante un año ha hecho malabares para no explicar a nadie por qué se eliminaron el curso pasado  286 licencias de formación que ya habían sido presupuestadas.
Porque elude dar el dato de que todas estas vueltas y revueltas suponen la eliminación de un diez por ciento de la plantilla de profesores, que se suma al cinco por ciento ya eliminado el pasado año, mientras en los dos ejercicios el alumnado se ha incrementado.
Y sobre todo porque elude dar un dato demoledor que dajaría claro qué es lo que está intentando hacer con la educación en esta, como dirían en la serie televisiva, su comunidad.
Mientras busca ahorrar millones en la educación pública, aumenta el gasto en la educación concertada. Mientras no asume el gasto de la enseñanza pública, aumenta las dotaciones a la concertada.
Porque elude explicar como en un periodo de crisis, de necesidad de recortes aplica un modelo educativo que hace que el gobierno regional ceda a empresas privadas 180.000 metros cuadrados de suelo para fines educativos por el pírrico precio 6.000 euros.
Un modelo en el que la Comunidad de Madrid cede el suelo, les pone el cliente gracias a las viviendas que han sido construidas en los alrededores y les paga a los profesores mediante la regulación del concierto educativo.
Porque se niega a explicar porqué pese a todo esto las concesionarias que gestionan los centros pueden exigir cuotas al alumnado para que el negocio sea rentable.
Es un modelo perverso, en el que la educación, como todo lo demás en las comunidades bajo gobierno  del Partido Popular, se subsume al único objetivo privado que parece apoyable: ganar dinero.
Y luego la tita Espe coge a los mejores de nuestros hijos los coloca en un instituto de la madrileña calle de San Mateo y pretende utilizarlos como ejemplo de su excelente sistema educativo.
Ella no ha hecho nada para que esos estudiantes sean excelentes. Se apropia de algo que sólo han originado la suerte, la genética, el esfuerzo y sus profesores.
Quizás debería utilizar parte del centenar largo de millones de euros que gasta en promoción en hacer una campaña que resalte todas estas cosas.Es seguro que potenciaría el turismo.
En muy pocos países se tiene la oportunidad de ver en vivo y en directo como un gobierno -aunque sea regional- se carga el sistema público de enseñanza. Sería un aliciente turístico, sin duda.

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