sábado, abril 09, 2011

Il Cavaliere hace del feminismo su cómplice

Alguien pregunta en los blogs de El País ¿para qué sirven los chistes de Berlusconi? Pero yo me pregunto ¿por qué se riene en italia de esos chistes?
Los chistes de Berlusconi y las risas de Italia sirven para muchas cosas, pero pensar que los italianos votan para consolidar el machismo o para perpetuar los roles que la división sexista de la sociedad me parece tan absurdo como cambiar de tumbona en el Titanic.
Lo que experimenta Italia es una suerte del culto al liderazgo que han padecido esa y otra muchas sociedades a lo largo de la historia y que nada tiene que ver con el machismo.
Es el mismo culto al poder omnimodo que le permitió hacerse grandes a Musolini a Hitler o a Stalin. El que se basa en la premisa de que el poderoso puede hacer lo que quiera porque es poderoso. Independientemente de su sexo.
Berlusconi ha instaurado una dictadura mediática en Italia y eso es lo que le hace perverso, no su machismo, que sólo es un síntoma, como otras muchas actitudes -el nacionalismo trasnochado, el intervencionismo moral, el absentismo judicial, etc-, del verdadero mal que aqueja la mente de Berlusconi: la enfermedad del poder omnimodo.
Los que le ríen las gracias no se las ríen porque sean machistas -aunque probablemente lo sean- se las ríen porque estan dentro de la dinámica del culto al poder que hace deseable que ese poder sirva para lo que se quiera y se utilice para fines personales.
Son los mismos que le aplauden cuando insulta y expulsa a los gitanos, son los mismos que le jalean cuando menosprecia a los comunistas o escupe en el suelo al hablar de los extranjeros. Son los mismos y las mismas que consideran que tiene derecho a silenciar a los ficales, a satanizar a los jueces, a encarcelar a los manifestantes...
¿Aprueban todo eso por machismo?, ¿por una concepción discriminatoria de la mujer?
Por supuesto que no. No tiene nada que ver con el sexo, no tiene nada que ver con nada que no sea el poder y el culto al liderazgo.
Y las mujeres entran en ese juego porque son igual de afectas al poder que los hombres.
Las mujeres que apoyan a Berlusconi -en su gobierno, en su partido y en los sufragios que emiten- lo hacen porque tienen esa misma visión del poder y de su uso.
Lo hacen porque ellas en caso del llegar al poder harían lo mismo.
No podemos llegar a la conclusión de que Berlusconi es perverso porque es machista ¿hubiera sido perverso que el menor fuera varón? ¿hubiera sido menos reprochable si Berlusconi hubiera sido una mujer y se hubiera rodeado de Gigolos en su villa costera?
Lo que es reprochable es el hecho de cómo abusó del poder y cómo uso de manera perversa la fuerza.
Si nos fijamos solamente en su componente discriminatorio de la mujer perdemos el foco, perdemos la perspectiva.
Criticar a Berlusconi por machista y solamente por machista y pretender que sus actos en su villa son sólo rasgos de su machismo y son criticables por eso, nos comvierte en sus complices. De ese delito y de todos los demás.
El falso Cavaliere no ha hecho lo que se supone que hecho por machismo o por perpetuar los roles femeninos en la sociedad.
Lo ha hecho por despotismo, por tiranía y por imposición pervertida del poder. Por eso es por lo que no merece ser un gobernante. Por eso es por lo que merecería pudrirse entre rejas. Si decimos otra cosa simplemente estamos diciendo que eso no es cuestionable mientras no sea machista. Y no creo que queramos decir eso, ¿verdad?
Tampoco puedo estar de acuerdo con que Italia ha reaccionado contra el tratamiento que Berlusconi ha hecho a las mujeres. Colocó de Ministras a modelos porque eran guapas, e Italia no reaccinó, estableció un concurso de belleza periodístico entre las ministras europeas y nadie dijo apenas nada y así un sinfín de gestos y de delirios que no obtuvieron reacción alguna.
Italia se ha indignado porque Rubi es menor. No se ha indignado por las 33 mujeres adultas que, haciendo gala de su capacidad de elección-no lo olvidemos-, decidieron acudir a esa fiesta para ganar dinero, para acercarse al poder o para obtener influencia -que hay prostituciones que son una explotación y otras que son una elección, no conviene olvidarlo- en lugar de poner copas en un bar a sesenta euros la noche.
Se ha indigando porque Rubi es menor y ha comenzado a rebajar su indignación cuando la joven ha empezado a sacar partido de ello, saltando de plató en plató televisivo cobrando 3.000 euros por intervención.
Italia reduce su indiganación cuando descubre que Rubi también ha decidido formar parte del circo de poder de Berlusconi, aunque sea como su antagonista.
Por supuesto que tampoco puedo estar de acuerdo en que la sociedad de roles sexistas es una invención del hombre.
Las mujeres han colaborado voluntariamente en esa concepción y han contribuido a perpetuarla tanto como el hombre. El concepto del perpetuo victimismo de la mujer en estos asuntos debería empezar a ser revisado porque no corresponde con la realidad histórica, todos los sabemos, pero no sé -bueno sí sé- por qué motivo nos empeñamos en negarlo.
Los chistes de Berlusconi y las risas de Italia, los italianos y las italianas no sirven para demostrar que el mundo occidental es machista, sirven para demostrar que los occidentales, hombres y mujeres, estamos enfermos de deseo de poder y consideramos que ese poder debe servir a nuestros fines.
los italianos y las italianas que le ríen los chistes a Berlusconi lo hacen porque querrían hacer lo mismo que él y ser capaces de utilizar el poder sin ninguna cortapisa para sus propios fines, placeres y deseos personales, Porque querrían ser como él. Hombres y mujeres querrían ser como él
No igual de machistas que él. Igual de poderosos que él.
El rol no es hombre: fuerza, mujer: sexo. El rol es poderoso: impunidad, débil: aquiescencia.
Y hablar de otra cosa me parece que simplemente es restarle importancia a elementos que son, como mínimo, igual de importantes, sino más, que el machismo de Berlusconi a la hora de considerarle un gobernante funesto.

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