martes, abril 03, 2007

Sería verdad si...

En estos días de escasa o nula actividad en la bolgosfera me ha llegado una respuesta a uno de los post que subí con motivo del Día de la Mujer. La respuesta incluía un archivo de Power Point que, dada mi incapacidad blogosférica, he sido incapaz de colgar en esta página. Era una sucesión de frases mas o menos sentenciosas que venían a decir que es hora de dar la vuelta a la tortilla.
Como respuesta estaba bien, pero yo no cumpliría mi función como hombre si no hiciera algunas matizaciones.
La primera frase decía algo así como:
“Por cada mujer fuerte cansada de aparentar debilidad hay un hombre débil cansado de aparentar fortaleza”
Podría estar de acuerdo. Pero yo diría que también hay un hombre fuerte cansado de aparentar no serlo para que su fortaleza no sea catalogada de machismo secular. Para no ser criticado por aquellas que creen que la fortaleza es algo que sólo debe permitírsele a las mujeres. Y cansado de aquellas que defienden que la fortaleza debe cercenarse en los hombres para que aquellas mujeres que son incapaces de encontrar su propia fortaleza no se sientan amenazadas.
La segunda era:
“Por cada mujer cansada de tener que actuar como una tonta hay un hombre agobiado por tener que aparentar saberlo todo”.
Puede que sea cierto, pero también hay un hombre cansado de que muchas mujeres se escuden en esa supuesta imbecilidad para eludir responsabilidades personales y sociales que deberían ser compartidas por todos. Hay también hay un hombre cansado de que se le nieguen las posibilidades de conocimiento sobre cosas, circunstancias y actitudes que las mujeres consideran como propias e innatas por el mero hecho de ser mujeres. Y, por supuesto, hay hombre cansado de escuchar la frase “vosotros no sabéis nada sobre las mujeres”, simplemente porque se niegan a aceptar que un hombre pueda conocer su psicología y su forma de actuar.
Luego añade:
Por cada mujer cansada de ser calificada como “hembra emocional” hay un hombre al que se le ha negado el derecho a llorar y a ser “delicado"
Lo cual estaría muy bien si no hubiera, por cada mujer de esas, un hombre cansado de que haya mujeres que consideren que la sensibilidad épica o deportiva no es sensibilidad; si no hubiera un hombre cansado de que la sensibilidad que despierta el honor, la gloria, la lealtad o el esfuerzo sea considerada como algo propio de neardentales; si no hubiera un hombre hastiado de que se considere el llanto como sinónimo de sensibilidad cuando para todos es evidente que no lo es. Si por cada mujer calificada como hembra emocional no hubiera un hombre cansado de que parezca que ser "delicado" es la única forma de ser sensible y emotivo.
Luego dice:
"Por cada mujer calificada como poco femenina cuando compite hay un hombre cansado de competir para mostrar su masculinidad".
También sería cierto de si detrás de cada mujer que compite no hubiera un sinfín de mujeres que la catalogan como poco femenina. Y si no hubiera un hombre cansado de que se considere que la mujer debe competir en condiciones de ventaja sobre los hombres porque su feminidad le impide igualarlos. Si en la competición no hubiera un concepto de "discriminación positiva" en el que se supone que se debe ayudar a la mujer en la competición con los hombres para garantizar que está al mismo nivel sin perder su feminidad.
"Por cada mujer utilizada como objeto sexual hay un hombre preocupado por su potencia sexual".
Pero, claro, detrás de cada mujer que utiliza a un hombre como objeto sexual, preocupándose de encontrar hombres bellos y musculosos que no pongan problemas, no hay una mujer preocupada e insegura de su feminidad.
Sería cierto, si detrás de cada hombre utilizado como objeto sexual no hubiese una mujer incapaz de preocuparse de otra cosa que de su propio placer, que exige que el hombre haga de su placer algo secundario en beneficio del placer de la mujer, cuando ella no está dispuesta a hacer lo mismo. Si detrás de esas mujeres no hubiera hombres hartos de la frase "no hay mujer frigida sino hombre imponente" que supone la incapacidad para reconocer una carencia que ninguna mujer de esas parece dispuesta a reconocer.
"Por cada mujer que no ha tenido acceso a un trabajo a un salario hay un hombre que debe cargar con la responsabilidad económica del sostenimiento de otro ser humano".
También estaría de acuerdo, si detrás de cada mujer que ha "optado" por dedicarse a su casa y a sus hijos de forma voluntaria no hubiera un hombre al que no se le ha reconocido la posibilidad de esa opción; si detrás de cada mujer que no ha querido contribuir al sustento familiar no hubiera un hombre al que se le ha impuesto por esa misma mujer la obligación de realizar el trabajo de dos y verse apartado de otros elementos de la vida familiar.
Si detrás de cada mujer que renuncia por propia voluntad a su responsabilidad económica para consigo misma no hubiera un hombre explotado y obligado por esa misma mujer a ser lo que no quiere ser.
Por cada mujer que desconoce los mecanismos del automovil, hay un hombre que desconoce los secretos de la cocina.
Lo cual es cierto plenamente hasta que se descubre que nadie considera el desconocimiento de esos mecanismos automovilísticos sea algo que discrimina a los hombres, mientras que parece que no sabercocinar es un insulto hacia toda mujer por parte de los hombres.
"Por cada mujer que da un paso a su liberación hay un hombre que redescubre el valor de la libertad".
Sería hermoso si eso significara que por cada hombre que se libra de las responsabilidades impuestas en exclusiva por el rol social que se le supone hubiera una mujer que las asumiera. La libertad exige responsabilidad y cada derecho exige un deber.
Exigir que se respete la fortaleza supone comprometerse a utilizarla en beneficio de la sociedad.
Exigir que se reconozca el conocimiento supone esforzarse por reconocer la sabiduria forjada en siglos.
Exigir que se respete la sensibilidad y la "delicadeza" supone comprometerse a entender que hay otras sesibilidades que precisan de la "delicadeza" para desarrollarse.
Exigir que se respete la femenidad supone exigirse respetar la masculinidad.
Exigir que se respete la competitividad supone asumir que se realice en idénticas condiciones sin discriminaciones por muy "positivas" que parezcan.
Exigir que alguien se preocupe por tu placer supone exigirte preocuparte por el palcer del otro.
Exigir no ser un objeto sexual supone comprometerse a no utilizar a otros como objetos sexuales.
Exigir el derecho al acceso al trabajo supone exigir el deber de renunciar a la "opción" de quedarse en casa.
Exigir la contribución a unas labores exige la asunción de la obligación de colaborar en otras.
Exigir que se responsabilicen de tu liberación supone responsabilizarte de la de los demás.
Sean hombres o mujeres.
Pero no estamos hablando de eso, ¿Verdad señoras del Power Point? El dia que hagan un PPT destinado a las mujeres en el que, con hermosas fotos y frases sentenciosas, enumeren las responsabilidades y deberes que una mujer debe asumir en una sociedad en igualdad estaremos hablando de lo mismo.

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