lunes, marzo 26, 2007

Homo Saurius Extintus

Ayer, como no había ni plan, ni libro nuevo, ni liga de fútbol, decidí ver la tele. Y como ayer no había manifestación del PP -los españoles se habían agotado de hacer tremolar las banderas el sábado en el Bernabeu, donde sí tiene sentido tremolarlas- pude ver varias cosas interesantes en la caja catódica.
Para empezar, me enteré de que Juan Sebastián Elcano no fue el primero en circunnavegar el mundo.
Al parecer, fueron los fenicios. Eso dicen los chinos. En realidad, eso dice un escrito de Heródoto que hace referencia a un libro en el cual los navegantes fenicios afirmaban que llegaba un momento en el que, navegando hacia el oeste, el sol se colocaba a la derecha. Por supuesto Heródoto se ríe de tal afirmación, pero, claro, Heródoto no sabía que La Tierra era redonda. Y los chinos lo saben porque han encontrado en una de las antiguas bibliotecas imperiales una traducción de ese texto del historiador heleno al chino. Seguramente había también una copia en la Gran Biblioteca de Alejandría y en la Gran Biblioteca de Cartago, pero los chinos no tienen la insana costumbre de quemar sus bibliotecas.
Pero luego me enteré de que no hemos sido la primera especie prácticamente monotemática de la historia biológica y zoológica del planeta. Antes de que los continentes se separaran, en la mítica pangea, antes de que los dinosaurios poblaran las tierras y las pesadillas, hubo otra especie animal que cubrió el mundo como una plaga, como un virus. Como el género humano.
Había unos reptiles -acabados en saurius, como la mayoría- que ocuparon la pangea de cabo a rabo. Más de las tres cuartas partes de la población biológica del mundo eran ellos. En eso eran iguales que los humanos, una especie con seis mil millones de individuos. Eran omnivoros, como los humanos y no tenían demasiados enemigos naturales. En eso estaban algo más atrasados: nosotros no tenemos ninguno.
Habían evolucionado de unas especies mucho más pequeñas que habían tenido que esconderse de una miriada de depredadores durante las eras anteriores -en eso también se nos parecían- y luego se habían convertido en una población enorme que arrasaba con todos los recursos de los bosques de coníferas del Cámbrico -nosotros no comemos bosques pero como si lo hicieramos-. Acababan con todo lo que había a su alrededor y luego se trasladaban a otro sitio para contiuar con su trabajo ¿Os suena?
Eran seres que vivían en grandes manadas, eran gregarios, mantenían formas y jerarquías bastante complejas pero carecían de cualquier forma de sociabilidad. Uno de esos saurios podía ser aniquilado por los depredadores venenosos que les acechaban y ninguno de los demás hacía nada para defenderlo. Seguro que eso también os suena.
Y sobre todo eran incapaces de evolucionar, de cambiar sus hábitos por peligrosos que estos fueran. Eran incapaces de aprender a defenderse de los depredadores, de buscar nuevos caminos para atravesar los ríos, allá donde era imposible que los ancestros de los cocodrilos les atacaran. Eran incapaces de dejar de luchar a muerte por el territorio y la comida, aunque existía espacio y alimento de sobra para todos ellos. Sus instintos territoriales eran insuperables, sus formas de reproducción eran inmutables y sus caderas no eran móviles. No podían ponerse en pie.
Así que se extinguieron. Acosados por los grandes dinosaurios que si fueron capaces de evolucionar desde pequeñas lagartijas bípedas.
Se extinguieron porque eran demasiados, demasiado voraces, demasiado inmutables y demasiado agresivos consigo mismos.

Nosotros si tenemos caderas móviles, pero sin duda nuestro egoismo está más anquilosado y es más inmutable que el de cualquier saurio. Una cosa compensa a la otra.
Como dice una promoción del canal en el que vi el documental, Los esquimales han comenzado a comprar neveras ¿Cuantas primaveras nos quedan?


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