jueves, noviembre 30, 2006

La Viuda y La Venganza


Despues de varios días mirándome el alma; despues de constatar que la ausencia de sentimiento afecta a la memoria y la ausencia de sensaciones adormece, mutila y elimina el pasado, vuelvo a lo que soy. Vuelvo a mi demoniaca actividad de intentar comprender lo incomprensible.
Y por desgracia para nosotros, los que queremos que el universo y la vida fluyan, lo incomprensible sigue estancado en nuestro territorio, en esas fronteras falaces que llamamos España, en un sólo asunto y argumento: La negociación con ETA.
Y la viuda de Gregorio Ordoñez, instalada -quizás con razón psicológica y sentimental- en la venganza y el odio, afirma sin pelos en la lengua que ella quiere "un futuro para el Pais Vasco con vencedores y vencidos".
Que la viuda de Ordonez lo diga entra dentro de la lógica de alguien que no puede - o no quiere, que nunca se sabe- superar su dolor y lo transforma en odio visceral y vengativo. Que María Sangil lo apoye es, aparte de una irrresponsabilidad, una muestra de lo que se esconde detrás del concepto de "demócratas" que ha querido instalar el Partido Popular en el Pais Vasco. Que el ABC lo utilice de titular es algo tan grotesco y criminal como si se publicara una declaración formal de guerra civil.
¿Quieren un Pais Vasco con vencedores y vencidos? Pues adelante, que cojan sus armas y desembarquen en la ría de Bilbao para tomar los territorios vascuences e imponer el "españolismo democrático" a sangre y fuego. Pero que no le pidan al Estado, el Estado formado por todos, el Estado construido por todos, que se convierta en mercenario y paladín de sus venganzas.
Lo que quieren la viuda de Ordoñez, María Sangil, el PP y ABC no es un Pais Vasco en el que haya vencedores y vencidos. Es una Euskadi en la que ellos sean los vencedores y el resto sean los vencidos. Creanme si les digo que como logren lo que quieren, como desencadenen una guerra abierta, muchos seremos los que tomemos las armas para enfrentarnos a ellos, aunque la independencia o dependencia de Euskadi no nos quite el sueño.
Hasta en el infierno estamos hartos de que piensen que la única manera de vivir es tremolar su bandera y su patriotismo de opereta, buscando enemigos para hacer de España un motivo por el que morir y sobre todo por el que matar.
Quieren un futuro en el que haya vencedores y vencidos porque están acostumbrados a un pasado en el que ellos eran los vencedores y los otros eran los vencidos. Porque están acostumbrados a un pasado en el que el ejercito de todos sirvió de guadaña, cuña y cañón para defender exclusivamente los intereses de unos pocos que acunaban su visión del mundo y sus ansias de poder bajo la manta de una bandera que no les pertenecía.
Pero esta vez no será así. Los hombres, mujeres y demonios que habitamos este país -tan orgulloso y absurdo como cualquier otro país del mundo- no estamos dispuestos a dejar que los sables sirvan para cumplimentar sus vendettas, para responder a sus deudas de honor. El sonido de los cañones no va a llevar esta vez la palabra venganza al aire.
La viuda de Ordoñez ya tiene a "chapote" en la cárcel donde se pudrirá el tiempo que la ley -un cocepto que el PP quiere manipular en su beneficio y en el de su venganza- dictamine que se pudra. La viuda de Ordoñez ya tiene su victoria, ya tiene su justicia y ya tiene su venganza. Si quiere más tiene dos opciones: o contrata a un asesino a sueldo y se convierte en una asesina como aquellos que mataron a su marido o, simplemente, se jode.
Ni Euskadi, ni España van a ir a la guerra para que ella, Sangil, el PP o ABC puedan encontrar satisfacción en una victoria más amplia y definitiva y bañar su odio, su ambición y sus titulares en más sangre que no es necesaria.
Acostumbrados durante cuarenta años a caminar como vencedores, carecen de la capacidad de sacrificio y de visión de futuro como para imaginar como sería un futuro en el que ellos fueran los vencidos y los otros -que en esta ocasión no está muy claro quienes son- fueran los vencedores. Que Sangil y ABC hagan esa reflexión, ese ejercicio de imaginación. Para muchos ser vencido no es una ficción, han tenido que vivir una dictadura con ello.
Pero, al final, la egregia viuda va a tener razón, aunque su deseo llegue un poco tarde. En Euskadi y en España ya hay vencedores y vencidos. Los vencedores somos los que sabemos y queremos que la paz se instale y permanezca y creemos que la única forma de conseguirlo es hablando y otrogando a los pueblos su derecho a elegir.
Los vencidos son los que se aferran a sus definiciones de nación y de realidad y pretenden imponerlas a costa de cuañlquier cosa. Hablen euskera o el más puro castellano, sean vasquistas o españolistas.
Señora Ordoñez, Señora Sangil, señores del PP, señores de ABC, lamento comunicarles que la guerra está a punto de acabar y me es muy grato comunicarles que están a punto de perderla. La sangre vasca y española no decorará sus insignias de combate. Esta vez no.

martes, noviembre 28, 2006

Las respuestas al Alma

Los demonios sólo tenemos alma. Nuestros cuerpos fueron tomados, heridos, destruidos y cambiados como castigo. Resulta muy dificil seguir siendo físicamente atractivo tras ese proceso. Pero nuestro alma es nuestra. Perversa y rebelde, pero nuestra. Y por eso escribimos. Cortamos y pegamos trozos de nuestra alma en el papel y el eter.
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Hay respuestas tempranas y respuestas tardías.
Hay respuestas que matan y respuestas que curan.
Hay respuestas que hieren y que otorgan la vida.
Respuestas procaces y respetuosas.
Respuestas inapropiadas y diplomáticas.
Respuestas sentidas e insensibles.
Respuestas sinceras y falaces
Hay respuestas besadas
Respuestas que abofetean y respuestas acariciadas
Respuestas susurradas y gritadas al viento
Publicas y Privadas
Dolientes e indolentes
Cansinas y cansadas
Hay respuestas soñadas
Respuestas de esperanza y desesperadas
Respuestas desesperantes y esperanzadas
Mesuradas y desmedidas
Dulces y amargas
Hay respuestas temidas y otras esperadas
Respuestas sorprendidas y otras previsibles
Respuestas sorprendentes y otras imprevistas
Tranquilas y agresivas
Incomprensibles e incomprendidas
Respuestas que te rompen y que te reconstruyen
Respuestas anodinas y otras que interesan
Respuestas repetidas y respuestas cambiadas
Hay respuestas fingidas
Concretas y evasivas
Distantes y cercanas
Pensadas e impensables
Hay respuestas que oprimen y otras que liberan
Hay respuestas pactadas y otras radicales
Hay respuestas robadas y otras concedidas
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Hay respuestas... y, aparte, está el silencio.
Cuando ignoran tu alma no te matan.
Tan sólo te obligan a permanecer muerto.

lunes, noviembre 27, 2006

Incapacidades manifiestas


Un día después de recordar que renací, un dia después de recordar que remorí -aunque el verbo sea algo más que una licencia poética-, soy incapaz de saber que es lo que sé;
Soy incapaz de reconocer lo que quedó.
Soy incapaz de negarme a mi mismo.
Soy incapaz de negar hasta a los que quieren ser negados
Soy incapaz de esconderme para que nadie se muestre
Soy incapaz de dejar de ser de otros para ser mío.
Soy incapaz de quebrar mis armas y sacar brillo a mi armadura.
Soy incapaz de pensar sólo en mi.
Soy incapaz de alterarme por el error.
Soy incapaz de enajenarme de la maldad.
Soy incapaz de no reir por miedo a molestar.
Soy incapaz de no molestar por temor a la verdad.
Soy incapaz de no medrar en el enfrentamiento.
Soy incapaz de no enfrentarme por miedo a no medrar.
Soy incapaz de callar cuando mi voz me habla.
Soy incapaz de no hablar por temor a escuchar.
Soy incapaz de no contestar para no hacer preguntas.
Soy incpaz de no responder por no tener nada que decir.
Soy incapaz de guardarme mis pensamientos.
Soy incapaz de no pensar para seguir respirando.
Soy incapaz de no llorar por temor a las lágrimas.
Soy incapaz de no acertar por no equivocarme
Soy incapaz de no amar aunque no sea amado.
Soy incapaz de no vivir para seguir estando vivo.
Soy incapaz de querer olvidar.
Soy incapaz de ser bueno para evitar ser malo.
Soy incapaz de parar para no alejarme.
Soy incapaz de no mirar para evitar ser visto.
Soy incapaz de abandonar para que no me abandonen.
Soy incapaz de no dar para poder retener.
Soy incapaz de recibir sin considerarme deudor.
Soy incapaz de ser esclavo de mi mismo para sentirme libre de los demás.
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Soy incapaz de ser como debía haber sido. Soy incapaz de no desear por miedo a no tener.

domingo, noviembre 26, 2006

Tal Día Como Hoy


Tal día como hoy, hace un tiempo infinito que se me vuelve efímero, creí que respirar de nuevo el aire frío y sonreír por ello me arrojaba a la vida, me obligaba a estar vivo. Volví a latir de nuevo. Volví a creer que el riesgo del amor y la muerte son soldados opuestos en dos bandos distintos.
Y llegaron los tiempos de mil locas pasiones, de cuerpos encendidos, de risas y de olvidos, de perpetuas sonrisas, de canciones dormidas, sudores y delirios. Y creí que llegaron para siempre quedarse y pedí que lo hicieran y combatí por ello y creí disfrutar de aliados que luchaban conmigo.
Y volvieron los sueños, retornaron los tiempos que se hacen distintos olvidado el olvido. Que se hacen recuerdos, que se vuelven eternos. Y me volví a mi mismo para oír mis latidos, para sentir mi cuerpo, para ver mis pulmones llenarse de ese aire que había retornado. Y decidí olvidarme para darme un respiro. Volví a ser como fui, como era y he sido. Y olvidé que el susurro que precede a la muerte nunca muere, tan sólo permanece dormido.
Y su largo bostezo me devolvió al abismo. Me señaló el camino, calladas las canciones, apagados los cuerpos, que lleva hacia el olvido. Gastados los pecunios y agotados los créditos de dinero y amor que había recibido al nacer a una vida que no había vivido, los vientos del olvido llenaron el espacio de esa vida soñada de torpes elusiones, de llorosos silencios, de mentiras piadosas, de hielos y de frío.
Y el camino que encontré al volver a la vida y que fuera de dos se pobló de amistades falaces, de absurdas parentelas, de fantasmas y miedo, de noches sin deseo, de canciones sin ritmo, de palabras sin besos y de un nosotros muerto a manos de un yo que agonizaba herido.
Y las alas del miedo quebraron la alianza, ganaron la batalla por no ser planteada. Recordaron que la ley es la ley. Y la ley en la tierra que habita ese tenue aliado que yo creí que luchaba a mi lado es sólo que el amor permanece prohibido.
Y, con la prohibición, la vida se me hizo pequeña, como ya había sido. La muerte se me retornó grande, eterna. La constante callada y expectante que nunca había dejado de estar al final del camino. Y recorrido el sueño, transitado el idilio, agotadas las quejas, descubierto el olvido, no quedó más camino que aquel que en un tiempo distante ya había recorrido.
Y morí, mi corazón murió como el rey de Azincourt. No quisiera vivir con aquellos que temen el ser muertos conmigo. Podré bailar con ellos, desearé sus cuerpos y anhelare sus ritmos. Pero, tras cruzar la barrera de una vida dormida, no he de poblar sus sueños, sus tiempos ni sus días. La tierra en la que moran es un sitió baldío; el tiempo en el que habitan es un tiempo perdido. En la vida en que reina la que, tal día como hoy, me devolvió la vida, el rey es el verdugo que mata su destino.
Y un gracias y un lo siento es todo lo que queda de ese sueño vivido. Un mensaje colgado, suspendido del tiempo, condenado al silencio. Pues responder a ello es sentir; es buscar la respuesta desde el alma dormida; es seguir una ruta contraria a la que se ha emprendido. El cortejo del rey ya esta marcha, ya cabalga en silencio por la ruta maldita del sentimiento prohibido.

Tal día como hoy, durante un corto tiempo que se antoja infinito, olvidé que volver a la vida es volver al tránsito reptante que, inefable y absurdo, nos conduce a la muerte al final del camino.

Hoy, contemplo la lápida que acuñé en ese día en que creí vivir por encontrar la vida y la leo distinta:
“Yace aquí un hombre olvidado. Tres veces muerto y tres resucitado”

viernes, noviembre 17, 2006

Memoria moderada

Basta que estés unos días si prestar atención a la puerta para que en la entrada del infierno se te forma una cola kilométrica.
Y, como siempre, uno de los que siempre acude con su invitación es el egregio líder otorgado por el procer del Partido Popular, Mariano Rajoy.
El bueno de Mariano va a la TV3 a decir que el es un moderado y que por consiguiente el PP es un partido moderado. Y es algo que, como todo en el PP, no admite discusión porque lo dice él, que es quien está al mando.
“En un partido con 700.000 personas hay gente que se expresa de manera distinta, pero en lo esencial, en los grandes conceptos e ideas, hay acuerdos sustanciales.Lo importante es que el presidente del comité ejecutivo del PP soy yo, y ésa es la línea de mi partido".
Lo cual a todas luces supone una muestra de moderación democrática porque, claro, si en el PP hubiera 699.999 personas que fueran radicales e intransigentes, no importaría.
Como él es moderado todos los demás tendrían que ser como él quiere que sean. Porque él es el jefe y en su moderación impone la moderación.
Es algo tan del PP que ya deja de sorprender.
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Lo que si sorprende –aunque quizás no debería hacerlo- es la capacidad que Mariano tiene para hacer equilibrios con sus pocas palabras. Cuando a alguien no se le presupone ninguna capacidad, descubrir que tiene una resulta sorprendente.
Mariano, el gran Mariano, el moderado Mariano, dice que es conveniente mantener una investigación continua del 11-M –de nuevo vuelve a su única tabla de salvación y captación electoral- y hay que hacerlo porque, en sus propias palabras “es la mayor tragedia de la historia de España”. Por eso hay que mantener la memoria viva del atentado.
Pero, acto seguido, demuestra que para él eso de la memoria es algo ciertamente relativo y circunstancial, algo que se puede perder en un par de minutos. Porque sin inmutarse, sin despeinarse, sin dejar de ser el moderado Rajoy, afirma que el Gobierno está volviendo a abrir heridas al poner en marcha la Ley de Memoria Histórica. Que hay cosas que deben ser olvidadas.
¿Memoria para el 11 de Marzo pero no para el 18 de Julio? ¿Memoria para el 11 de Septiembre pero no para el 1 de Abril? .
Alguien debería decirle al señor Rajoy que la memoria no se activa y desactiva a voluntad; que una vez activada tiene la molesta costumbre de funcionar para todo y para todos. Alguien debería susurrarle al oído al moderado líder que convierte a su partido en moderado por decreto ley que la memoria es molesta porque recuerda.
Pero claro, el oído de Rajoy sólo está poblado por los susurros de alguien que considera que la solución al conflicto palestino está en que la OTAN bombardee el valle de la Becah sin más.
Eso es moderación. Todo lo demás es radicalismo de izquierdas.

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Por mucho que le duela al Señor Rajoy, por mucho que le moleste en su estrategia electoral, el 11-M no es la mayor tragedia de la historia de España.
En 1937 la Legión Cóndor, el grupo de elite del mariscal Goering de la Luftwaffe alemana bombardeó Guernika matando a 500 personas. Bombas extranjeras mataron a españoles por culpa de la decisión de unos militares de alzarse contra su gobierno. Eso es una tragedia.
Durante 10 años más de tres millones de españoles murieron o fueron torturados en los campos de reeducación franquistas. Eso es una tragedia.
Bajo el mando de Santiago Carrillo, las milicias comunistas fusilaron a más de 200 madrileños acusados de fascistas en Paracuellos del Jarama. Eso es una tragedia.
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Y todo ello está incluido dentro de una tragedia mayor llamada Guerra Civil qu, según el señor Rajoy, hay que olvidar para recordar exclusivamente el 11-M. Y sólo porque ese recuerdo, ese atentado, electoralmente si beneficia el PP.

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Más allá de cómo y cuando lo está haciendo el Gobierno –que no es precisamente la mejor manera que podría haber elegido- convendría que la memoria del señor Rajoy se activara para recordar que Francisco Franco Bahamonde y los que le siguieron no merecen respeto histórico. Y punto.
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En Alemania no se puede ser nazi. No se pueden exhibir símbolos nazis ni, por supuesto, mantener formación política alguna que tenga como inspiración o ideólogo al inefable Adolf Hitler. En Italia sucede lo mismo con Mussolini y su Fascio.
Pero aquí, un líder moderado, según él, pide que se respete a los franquistas y a los que realizaron un golpe de estado ilegal y cruento que nos llevó a una dictadura ilegal e inconstitucional de cuatro décadas. Pero eso hay que olvidarlo y recordar solamente el atentado del 11 – M.
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La memoria es constante y es histórica. Lo que supone colocar cada cosa en su lugar. La memoria histórica supone reconocer la historia, no olvidarla porque nos venga mal y recordar sólo lo que nos venga bien para ganar votos.
Modérese en verdad, señor Rajoy, y hágase una pregunta ¿Cuántos de sus 700.000 moderados militantes seguirían en el PP si usted hiciera lo que todo demócrata debe hacer, es decir, maldecir la memoria y la herencia del pequeño general?
Créame, por mucho que se ponga en la cola ni siquiera aquí, en las bóvedas infernales queremos a ese dictador, Somos demasiado poco moderados para soportarle junto a nosotros.

Madame Royal

Segolene Royal. Es un nombre, es un ideario, es un rostro, es una voluntad. Es la candidata socialista a la presidencia de Francia. Ah, y por cierto, es una mujer.
Y ese hecho, ese nimio detalle en el que sólo se fijan aquellos que quieren encontrar algo que echarle en cara -como si eso se le pudiera hechar en cara-, es lo único que hace tremolar banderas, elevar felicitaciones, rellenar columnas y hacer titulares.
Mientras el socialismo francés, el único que queda en Europa, se felicita de tener por fin una oportunidad contra el don de gentes, contra el populismo y contra la inteligencia política de un Jaques Chirac que ha colocado a la derecha francesa en una posición de privilegio en la lucha política de su país, las mujeres, las mujeres políticas del nuestro, sólo se fijan en el hecho de que Royal lleva ternos con falda y no con pantalones.
Pero Royal no es su amiga, no puede ser su bandera, no puede ser su heroína. Podría ser su ejemplo, pero nunca será el espejo en el que esas mujeres puedan mirarse.
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Royal milita desde los 20 años en uno de los partidos con más militancia del mundo. Fue diputada a los 35 años tras pasar tres elecciones primarias -algo que se estila en el país que, a despecho de los Estados Unidos, inventó la democracia. Y lleva un lustro dirigiendo con mano dura hacia el progreso una de las regiones más conflictivas de un Estado que hace del conflicto social un auténtico arte de supervivencia.
Royal no puede ser amiga de presidentas autonomicas de rosa Chanel ni de vicepresidentas de gesto torcido y talante autoritario. La socialista Segolene no ha sido protegida por una disriminación positiva que olvida que cualquier discriminación es negativa; no ha sido encumbranda por un concepto de paridad en el gobierno que ignora el hecho de que la militancia femenina en organizaciones políticas y sindicales en nuestro país no supera el 20 por ciento. Y, desde luego, no está colocada por el dedo del líder y el dinero de uno de los barones de un partido conservador para dirigir una comunidad que el mejor de los políticos de ese partido, el ecléctico y provocador Gallardon, estaba agotado de dirigir.
Segolene no puede tomar el té con Esperanza, con María Teresa ni con Carme. Segolene es una política. La mejor politíca socialista de Francia. Y eso es decir mucho.
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Así que no se feliciten, adalides de la igualdad forzada, defensoras de la discriminación positiva, inquisidoras de la sociedad paritaria. Segolene es su enemiga. Segolene es la única prueba que tenemos los que defendemos la igualdad de que su política, la política de imposición de la presencia de un sector social, es un error, un error injusto y artero.
Segolene Royal ha demostrado tener más que carisma que cualquiera de los demás líderes de su partido, mas fidelidad ideológica, más oportunismo político, más capacidad de maniobra y más intuición que el resto de sus competidores en la carrera hacia la candidatura a la presidencia gala. Y lo ha hecho porque la militancia, el gobierno y la lucha política de toda una vida la han preparado para ello.
Ha derrotado a sus contricantes no porque sea mujer y la amparen los cupos y las paridades; no porque sea mujer y aporte el punto de vista femenino a la política; no porque sea mujer y los otros se hayan apartado caballerosamente y le hayan sujetado la puerta en aras de la discriminación positiva.
Segolene ha ganado por ser política no por ser mujer. Les conviene no olvidarlo, esconder sus banderas y ponerse a trabajar, a medrar o a maquinar si quieren acceder a un puesto al que sólo se asciende de una manera, seas hombre o mujer: por encima de los cadáveres políticos de tus contricantes.
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Segolene es su rival y lo será siempre, porque cada sonrisa, cada apreton de manos, cada voto de los compromisarios del congreso socialista francés les recuerda que sus leyes paritarias, sus discriminaciones positivas y sus vestidos de Chanel no son necesarios para alcanzar el poder político. Que la inteligencia, la intuición, el oportunismo y la fortaleza ideológica no puede garantizarse por ley, no puede reservarse por cupo. Hay que tenerlos.
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Lamento comunicarles, sumas sacerdotisas de esos conceptos vacuos e injustos, que cada vez que Segolene, madame Royal, aparezca en un periódico, en un telediario o en un acto público, su posición en sus partidos y sus gobiernos será poco menos que un chiste.
Yo que ustedes me escondería durante un tiempo y me replantearía cómo llegar al poder, como mantenerse en él y como dejar de hacer el rídiculo exigiendo por su condición de mujer algo que no se ha ganado por su condición de política.
Si, en primavera, Segolene Royal se convierte en presidenta de Francia, el país vecino no será un país mejor porque lo dirija una mujer. Será un país mejor, si llega a serlo, porque lo dirigirá una socialista. Dolorosamente sencillo e insultante para el Chanel y la paridad de nuestras políticas.

jueves, noviembre 16, 2006

El Dios Agradecido


Y hubo un momento, un instante infinito y nunca postergado, en el que el dios se detuvo bajó de su montura y observó. Hizo algo que los dioses, mortales o inmortales, no suelen realizar. Resulta muy difícil fijar la vista en algo cuando se puede contemplar todo.
Observó que todo su poder no le permitía mantener todo aquello que había creado, que su pasión malgastada le agotaba en el esfuerzo infinito de ser eterno, de mantenerse por encima de las mentes que había puesto en el orbe nacido de sus sueños.

Contempló como su obra, el esfuerzo divino de la creación, se esfumaba en sus manos entre el humo del eterno cansancio y la niebla del perpetuo agotamiento. Que se desorganizaba, se quebraba, se emulaba a si mismo, se hacía y deshacía en constantes y abruptos accesos de lógica formal, de racionalismo enloquecedor.
Y el dios quiso llorar. Más lo dioses no lloran porque su llanto anegaría de sal y de dolor el universo.
Y quiso gritar. Más los dioses no gritan pues el retumbar de su rugido desgarraría el mundo y quebraría las horas y los días.
Y quiso maldecir. Más ninguna deidad se maldice a si misma. Y sería de mala educación acusar de su mal a sus iguales.
Y entonces, abrumado por el llanto no llorado, por el grito no emitido y por la maldición no lanzada, el dios que se detuvo decidió ver su mundo deshacerse y quebrase; decidió reír mientras sus creaciones se marchitaban y ardían. Decidió ser un dios como siempre lo han sido.
Despidió a su caballo y se sentó a ver morir su mundo.
Y ocurrió que, cuando el universo se deshilaba en la rueca de la risa del dios, una luz a lo lejos le hizo girar el rostro, le encendió la presencia, le activo la consciencia. Le hizo querer su mundo, le mandó hacia si mismo, le recreó como sólo un ser creado para él y por él puede rehacer a un dios que yace moribundo.
Y su huesos cansados de luchar por su mundo se tiñeron de risa; y sus músculos laxos de esperar los finales vibraron con las músicas de los nuevos principios; y sus ojos distantes se fijaron de nuevo, atisbaron la lejanía de una presencia inesperada y vibrante y cantaron el canto del verde opalescente que transforma la vista a un dios en creador.

Y ocurrió que el dios, que volvió a serlo así, recordó que no era dios por crear. No era dios por mantener un mundo creado para otros.
Era dios por el hecho, sencillo y perentorio, de que alguien le adoraba.

lunes, noviembre 06, 2006

La pantomima de la horca

Un mes casi ha pasado desde que trabajos y diversiones me han alejado de este espacio, pero como buen demonio no os quito la vista de encima.
Y vuelvo para hablar del gran monstruo, del pérfido dictador que colgará de una cuerda de aquí a un recuento de votos en Florida, a poco que las elecciones estadounidenses sean un poco apuradas.
Sadam Husein ha sido condenado a muerte y con eso parece que el mundo está bien hecho. Se acabó. Punto final.
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Pero claro, en la obviedad de que el mundo estará mejor sin Sadam Husein -algo que se antoja incuestinable- se esconde una falacia que tampoco admite discusión. Una falacia que el amo de lo absurdo, el señor de las incongruencias y las galletitas saladas, se ha apresurado a exponer. "El resultado del juicio es una avance para la libertad"
Y ya está dicho.
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Resulta que un jucio en el que los fiscales se convierten en jueces de repente, en el que los magistrados renuncian y son cambiados por el poder ejecutivo con la excusa de que "simpatizan demasiado con el reo", en el que se presentan ciento sesenta testigos que no pueden aportar mas que el relato de un genocidio y ni uno que pueda afirmar -aunque sea falsamente- que estaba en la sala de mando de Sadam cuando dio la orden es un avance para la libertad.
La obsesión de Estados Unidos por mantener las formas ha hecho un flaco favor a la democracia y la división de poderes irakí, si es que está llega a implantarse en alguna ocasión.
A Somoza, el cruel general que rigió los destinos de Nicaragua, le hicieron saltar por los aires, a Hitler o Musolini les sobrevino la muerte autoinducida en su bunker o colgado de una farola sin juicio ninguno; incluso a Slovodan Milosevic, el adalid de la perversa limpieza étnica balcánica, le llegó su muerte antes de que una sentencia convirtiera su juicio en una farsa.
Pero Estados Unidos y su gobierno satélite de Irak han llevado el jucio al rango de esperpento. Matar a un dictador es un acto en beneficio de la libertad -más allá de pacifismos y consideraciones humanitarias-, pero realizar un juicio dantesco en torno a él no beneficia en nada causa alguna.
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Charles Manson o cualquier otro psicópata mítico hubiera salido a la calle en cualquier tribunal estadounidense si alguien le hubiera exhibido en TV mientras se registraba su dentadura, si el Secretario de Estado de Estados Unidos hubiera ascendido en mitad del proceso al fiscal a juez y le hubiera designado como magistrado. Pero en el juicio de Husein, como otrora ocurriera en los de Nuremberg, todo vale para lograr el objetivo, una condena a muerte.
Y la imagen o el atisbo de Sadam pendiendo de la horca nos hace olvidar que a ese elemento en cuestión se le detuvo por poseer armas de destrucción masiva, no por asesinar chiitas; se le detuvo por estar relacionado con Al Qaeda, no por ejecutar kurdos. Pero se le termina condenando a muerte por un delito del que no fue acusado cuando las legiones de la libertad -entendida como el séptimo de caballería yanki- desembarcaron en Irak para prenderle.
El mundo está mejor con Sadam muerto, pero está mucho peor cuando se manipula un juicio y todo un sistema para conseguir una falsa apariencia de legalidad en esa muerte que nadie cree y a nadie convence.
El dios en quien no creo no quiera que alguien considere que eso es justicia de verdad y se dedique a secuestrar a Bush y juzgarle en un granero por Guantánamo, Afganistán, Suramérica y otras cuantas operaciones mas o menos encubiertas de sus servicios secretos. Y le condene a muerte
Eso si, con inyeccion letal, que es más civilizado.

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